miércoles, 10 de septiembre de 2014

Tortas De Navidad. El sabor De Méjico.





Nos adentramos en el mundo de la gastronomía mejicana, toda una experiencia para los sentidos.

La comida de Méjico es especialmente popular, ha traspasado sus fronteras con el mismo éxito que la anglosajona o la italiana, muchas de sus recetas ya forman parte del repertorio de las comidas del mundo.

Como ocurre en este tránsito muchas de las características peculiares de una comida se diluyen al perderse alguno de los ingredientes locales que le dan su razón de ser.
Aun así mucho de la esencia de la cocina mejicana es reconocido y disfrutado en todo el mundo. A todo eso lo llamamos mex.

Méjico es un país muy grande, en realidad inmenso. Es un país diverso y contradictorio, desde trópico a desierto, montañas, lagos y un verde singular que proviene de su interesante vegetación.
Esa geografía extensa se refleja en su variada gastronomía fruto del mestizaje entre la ancestral comida precolombina de las culturas maya, azteca, tolteca, zapoteca y olmeca y su extraordinario maridaje con los alimentos que los conquistadores de la vieja Europa aportaron.
Dos viejas culturas profundas dieron lugar a una forma de comer de un enorme interés.



Las deliciosas salsas de chiles, los moles y la multitud de vegetales, legumbres, frutas, y especies cocinados sobre la base del maíz, encontraron a sus perfectos aliados con la introducción por parte de los españoles del trigo y la carne de cerdo, tan apreciada en la cocina mejicana, sin olvidar las ovejas, vacas y cabras que permitieron elaborar una gran variedad de quesos.

A pesar del enorme espectro de tipos de comida y formas de prepararlas se pueden encontrar una serie de invariantes que determinan esta gastronomía.
Hay muchas coincidencias, tanto de ingredientes como la manera de cocinarlos, que permiten reconocer las características de la cocina mejicana.




Quizás una de las más comunes es la utilización de alguna base compuesta por un envoltorio hecho con maíz o trigo, que se pueden rellenar con multitud de ingredientes, normalmente carnes, verduras, especies y algo de queso. Siempre buscando contrastes entre lo salado, lo dulce lo picante y lo agrio.
Sin duda una de las características de la cocina mejicana, que ha exportado algunas de las mejores combinaciones de sabores y texturas que se conocen.




Esta costumbre práctica y agradable de comer, que nos permite estar haciendo otras cosas, ha sido sin duda uno de los paradigmas del denostado fast food, que posiblemente en el caso de la cocina mejicana se merezca alguna indulgencia.

A nadie le sorprende escuchar nombres como quesadillas, tacos, fajitas o burritos, todos ellos elaborados con una torta de harina de trigo.
Ni flautas o las sabrosas enchiladas, con una base de tortas de maíz.
O las tortas o los molletes, unos bollos crujientes de harina de trigo que se rellenan con toda una multitud de ingredientes.
Por no olvidar las interesantes tamales, una ancestral comida a base de fécula de maíz que se cuece al vapor envuelta en una hoja de maíz o de banano.





Precisamente hoy hablamos de una de estas comidas.

En esta ocasión vamos a recurrir a la cocina del norte, una comida popular de la región de Coahuila, que es frontera con el estado de Texas.
Las Tortas de Navidad, que como su nombre indica son  una comida festiva.

Tuvieron su repercusión mediática porque forman parte del recetario de la interesante película Como Agua Para Chocolate de Alfonso Arau, (1.992) basada en la novela homónima de su mujer Laura Esquivel.


Delantal.





Esta comida tiene unos ingredientes peculiares, una mezcla de sabores tan atrevida como correcta. Uno de esos juegos acertados de la gastronomía de este país.




El omnipresente chile poblano, algo de chorizo, un poco de cebolla, y sardinas. Todos estos sabores se cierran con el orégano.

Una vez cocinado sirven para el relleno de las conocidas como tortas.
Se trata, como hemos venido contando, de un bollo crujiente que se suele servir templado para garantizar la perfecta unión de los peculiares sabores de sus ingredientes.

En este caso voy a sustituir este envoltorio por unas tortillas de trigo, estando entonces más cerca de los tacos o de los burritos.

El chile poblano es una variedad de pimiento de tamaño grande no demasiado picante que forma parte indispensable de la cocina de Méjico.
En otros países es fácil encontrar un pimiento similar. Si utilizamos un pimiento verde carnoso del tipo de asar estaremos cerca de este ingrediente.





Troceamos el pimiento y la cebolla en trozos regulares pequeños, una proporción parecida.
Sobre un fondo de aceite abundante comenzamos a sofreírlos a fuego medio.




Vamos troceando un chorizo de buena calidad con un tamaño parecido.
Podéis decidir entre uno dulce o incluso picante, dependiendo de vuestro criterio.




Se añade a las verduras y se deja cocinar a fuego lento durante bastante tiempo, hasta que vaya apareciendo un picadillo homogéneo de color agradable.
Añadimos el orégano de forma abundante durante la cocción.




Dejamos reposar y enfriar, cuanto más mejor.

Ahora añadimos el último ingrediente, las sardinas.

Este nutritivo e interesante pescado azul, uno de los más comunes y asequibles en nuestros mercados.
Sus ventajas son incontables, destacando su alto contenido en ácidos grasas del tipo omega-3, con los correspondientes beneficios para el sistema cardiovascular, que en el caso de la sardina es considerable.  
Pero mucho más, un alto nivel de proteínas, vitaminas y minerales esenciales abundantes. Fósforo, magnesio, potasio, hierro, zinc y yodo.
Seria incontable enumerar las grandes ventajas de este alimento.

Lo podemos encontrar fresco en temporada, no es difícil verlo por la sección de congelados, pero quizás la forma de consumirlas más interesante son en conserva.
No solo son fáciles de encontrar a un precio más que asequible, esta elaboración mantiene, incluso aumenta, muchas de las beneficiosas propiedades de este pescado.
El proceso térmico a alta temperatura al que son sometidas funde el abundante calcio de su espina con su carne.
Esta interesante conserva deriva de los ancestrales salazones de sardinas y arenques que aún se encuentran repartidos por muchas partes del Mediterráneo.




En nuestra receta vamos a utilizar una conserva de sardinas con aceite de oliva.
Las unimos en trozos a nuestra mezcla reposada y lo mezclamos bien hasta conseguir una pasta homogénea.
Podéis añadir algo más de orégano que potenciara su aroma.

Ya estamos terminando.





Sobre una sartén o una plancha bien caliente engrasada con aceite calentamos las tortas de trigo, notaremos que se van hinchando ligeramente.

Le damos la vuelta cuando notemos que esta cocinada.



Añadimos un poco de nuestro relleno ocupando la mitad de la superficie, de tal forma que no permita girarlo sobre sí misma y sellarla con el calor.



Las vamos dejando en una fuente templada tapada con un trapo húmedo para que no pierdan calor.

Es importante para su sabor mantenerlas algo templadas, es algo muy común en este tipo de preparaciones de la cocina mejicana, casi todas las tortas y masas rellenas se sirven algo calientes.


The End.






Esta es una comida sencilla que os servirá para cualquier ocasión agradable en vuestra casa. Es la comida perfecta para una reunión informal.
Se dejan tomar con algo de reposo a temperatura ambiente, incluso parece que mejoran algunos matices de su sabor.
También os pueden acompañar a alguna excursión hacia la naturaleza.


Una ocasión para meditar sobre el intenso mestizaje entre estas culturas de continentes distintos, que la historia quiso que se unieran y que tenemos presente en muchos de nuestros productos cotidianos.



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