Esta es una de esas comidas
que seguro os va a gustar bastante y que incluiréis en vuestro repertorio de
lucimiento.
Es algo enormemente simple,
un juego sencillo lleno de múltiples accesorios y combinaciones que os va a
permitir entrar de lleno en el ámbito de la buena comida.
Es además una comida adecuada
para iniciados y precoces en la cocina, que os dará seguridad para adentraros
en algunas profundidades más consistentes.
En realidad se trata de un
preámbulo a nuestras comidas, aunque también es la elección ideal para una
reunión algo informal.
Su propio nombre nos lo está
contando.
Para los que tengáis la
costumbre de usar las lenguas latinas es una palabra italiana -lo que viene
antes de la pasta- Nada más claro.
El antipasti efectivamente hace referencia, en el lenguaje de la
hostelería italiana tan extendido por todo el mundo, a la comida que se come antes de las comidas.
Incluye todo tipo de
conservas, embutidos, quesos, salazones, pequeños bocaditos fríos y calientes.
Todo un repertorio de
comidas algo ligeras y sencillas que sirven de preámbulo y preparación de
nuestros sentidos para la liturgia de la mesa.
Una costumbre muy extendida
por los países del clima templado del Mediterráneo, donde la abundancia de las
cosechas desde la antigüedad ha propiciado una dedicación especial al tiempo de
la comida y todo lo que la rodea.
Para los que aun pensáis que
esta sigue siendo una agradable forma de vida os cuento esta receta.
Delantal.
La sencillez de esta comida
no desmerece de sus resultados.
Necesitamos una masa para
pizza, esta va a ser la base de nuestra comida, podemos optar por comprar prefabricada
una de buena calidad.
Los más atrevidos podéis
amasarla vosotros mismos. Harina, agua, sal, algo de aceite y un emulsionante,
levadura, bicarbonato o gaseosa.
En cualquier caso no es difícil de encontrar,
la comida italiana estándar es una de las exportaciones culturales más importantes de nuestra época.
Ya hemos estado hablando en
este blog de que puede tratarse de la
comida más común de cualquier restaurante de cualquier parte del
mundo. En cualquier rincón al que podamos acudir es fácil que existe una
pizzería o una trattoria, y es muy frecuente
ver en las cartas de muchos restaurantes referencias continuas a comidas
italianas adaptadas a cualquier latitud.
Es conveniente que nuestra masa este a temperatura ambiente. Partimos la masa en
porciones triangulares no muy grandes de tamaño regular.
Freímos en abundante aceite
caliente nuestros triángulos, es muy rápido, apenas tenemos tiempo de andar
entrando, dando vuelta y sacándolos.
Es un proceso muy sencillo,
notareis que la masa comienza a dorarse y a hincharse ligeramente, entonces le
damos la vuelta y terminamos el otro lado.
Los escurrimos bien nos ayuda la forma geométrica de la masa, ya que el aceite caerá con facilidad por la punta de nuestro triángulo.
Los
vamos dejando en un papel absorbente o algún colador para eliminar el aceite
sobrante.
El resultado final será una
masa algo crujiente con una agradable textura en su interior.
Vamos colocando los trozos ya libres del aceite sobrante en una fuente y sobre nuestra pasta, con el calor que aún mantiene, todo
lo que se nos ocurra.
Desde quesos a embutidos,
conservas de pescado y verduras, picadillos, salazones, encurtidos, patés,
salsas espesas…
The End.
Podéis practicar con todo un abanico de
posibilidades, sabores y mezclas y contrastes que os sorprenderán sobre el agradable soporte
de nuestra masa frita.
Espero que lo disfrutéis.
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