Hoy vamos a hacer otra
ligera trampa inocente, una de esas estrategias de la cocina donde ingredientes
sencillos pueden transportar nuestra imaginación hacia sabores algo más
sofisticados.
Sin duda todo un arte
culinario.
Una habilidad que surge con
la revolución de la clase media que al acomodarse comienza a curiosear las
grandes comidas con leyenda, más propias de
las grandes casas suntuosas, que de la buena alimentación cotidiana doméstica.
No es difícil encontrar en
muchos de los manuales de cocina de principios de los años 50 del pasado siglo
XX, con portadas de fotos en vivos y atractivos colores, recetas con nombres
importantes relacionados con todo el repertorio de las grandes comidas propias
de cortes imperiales y de restaurantes de leyenda.
MANUAL DE COCINA DEL CONOCIDO AUTOR BERNARD DE FERRER EN LA CUBIERTA UNA MERLUZA CON TRAJE DE LUNA © EDITORIAL MOLINO. BARCELONA 1.962 |
Desde cualquier tipo de sucedáneos de caviar, a sencillos pescados con sofisticados nombres a juego con sus salsas.
Elaboradas carnes con referencias a antiguos mariscales y cortesanas de la época dorada de la cocina francesa.
Toda una secuencia de
entrantes multicolores y vistosas comidas que ponían en evidencia una
consolidación de esta nueva clase social que encontró el tiempo para adornar y
dar importancia a sus platos.
Hoy vamos a disfrutar de una
de ellas.
Este pastel de marisco es
una comida fría con un aspecto atractivo que nos servirá para cualquier
celebración especial que nos surja.
Se trata de una receta con
una elaboración fácil, no esconde grandes misterios, permite además cierta creatividad
y jugar con alguno de sus ingredientes.
Delantal.
Una de las partes
importantes de este pastel es la masa que vamos a utilizar.
Se trata de algo
sencillo, yo aconsejo buscar alguna torta de trigo de buena calidad, que
debemos tostar para que tenga la textura perfecta para nuestra comida.
Para completar el pastel
necesitamos algo de lechuga, nos servirá de base para nuestro relleno.
Los ingredientes necesarios
para crear nuestra ilusión provienen de conservas de pescado de cierta calidad.
Es en estos ingredientes
donde encontramos la posibilidad de jugar con el sentido del gusto y obtener
algunos sabores interesantes.
Desde una conserva de atún,
algo del ya nombrado surimi, también procurando encontrar
alguno de calidad, a ser posible fresco.
Alguna conserva de moluscos
como mejillones
al natural o berberechos.
Como complemento, algún
encurtido, como unas alcaparras.
Todos nuestros ingredientes
necesitan huevo duro picado y una buena mayonesa que sea capaz de
unirlos y crear la distracción necesaria para jugar con nuestros sentidos.
Empezamos por picar
la lechuga, lo más fina posible, tiene cierta importancia aliñarla
suavemente para mejorar su sabor, con un poco de limón y sal es suficiente.
Seguimos con el resto de
ingredientes, las conservas, el surimi, las aceitunas y las alcaparras,
que deben resultar muy desmenuzados, apenas reconocibles.
Es aconsejable usar una
procesadora que garantice una homogeneidad de tamaño de la mezcla de todos los
componentes de nuestra farsa.
Reunimos con una mayonesa
suave y el huevo duro muy picado no demasiado, también podemos añadir algo de salsa
de tomate aromatizado y de mostaza de sabor neutro.
Reservamos esta preparación.
Un paso previo fundamental
es pasar por la plancha nuestras tortas de trigo hasta que estén algo doradas,
lo hacemos sobre una sartén caliente con algo de aceite
en su fondo procurando que queden cocinadas por ambos lados.
La importancia de esta
preparación previa se debe a que dejaremos selladas nuestras tortas para que no
se reblandezcan y además conseguiremos una textura algo crujiente que se
mantendrá en nuestro acabado final.
Comenzamos a montar nuestro
pastel.
Podéis utilizar algún tipo
de molde que tengáis a mano para mejorar
el aspecto.
Empezamos por una base de la
torta de trigo sobre la que iremos disponiendo de forma ordenada una capa con
lechuga y una parte proporcional del resto de ingredientes convenientemente unidos.
Si somos capaces de crear
mezclas alternativas intercambiando las conservas de pescado sobre la base de
lechuga mayonesa y los encurtidos el resultado será más heterogéneo de sabor.
Volvemos a repetir la misma
operación hasta conseguir al menos cuatro capas.
Desmoldamos sobre la fuente
donde vayamos a servir nuestra comida y entonces cubrimos con la mayonesa de
forma abundante.
Para terminar adornamos con
algo de yema de huevo picada con su interesante color y unas aceitunas.
Algo de perejil fresco picado nos
ayuda a despertar a nuestro paladar y realzar el sabor de esta comida.
The End.
Se trata de una comida fría
que podemos tener preparada con cierta antelación, lo que nos puede ayudar para
alguna reunión informal, o para una comida despreocupada que nos va a permitir estar
con nuestros invitados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario