lunes, 16 de diciembre de 2013

Gallina Recostada En Hojaldre.






Esta es una comida antigua revisitada.

En realidad es una interpretación libre de la archiconocida receta de Codornices en Sarcófago.
Una preparación de los tiempos de Scoffier y de la gran cocina francesa de volaille, trufas y foie.

Todo un clásico gracias a la película El Festín de Babette, donde esta receta es la protagonista indiscutible, por encima incluso de la propia Babette.


Me he decidido a cambiar ligeramente el nombre, no por jugar con vuestra imaginación, en realidad lo he hecho por dos motivos.

Uno de ellos la imposibilidad de encontrar fácilmente unas codornices adecuadas, ya que esta receta tiene como base fundamental la enorme calidad de la carne de ave con que se prepara.

Lo mejor que encontré fue una gallina de campo. Ni más ni menos.

La segunda razón de mi decisión es debido a que, no solo las víctimas de este sacrificio son otras, además encuentro un nombre poco adecuado a nuestros tiempos.
La forma de denominar este plato es más propia de la mentalidad del final del siglo XIX, muy vinculada a la cultura necrófaga.

Una nueva corriente cultural invade Europa, alimentada por los avanzados estudios en arqueología y de anatomía en medicina, que alcanzan en esta época su esplendor. 
Y por la llegada de la fotografía a todos los ámbitos de la vida cotidiana.




Esta nueva manera de ver la vida consolida al Realismo como una forma de expresión.

No es de extrañar la fascinación que pudo suponer referirse a la delicada canastilla de hojaldre donde descansan las codornices con el nombre de sarcófago.
Más que un reconocimiento a los importantes descubrimientos de tumbas egipcias y etruscas de la época.


Creo que hoy en día, imaginar a nuestras aves recostadas entre almohadones esponjosos, me parece más adecuado.
Vamos a ver cómo podemos cocinar esta Gallina Recostada En Hojaldre.

Esta comida es algo laboriosa, porque se hace en dos partes complementarias, pero merece la pena dedicarle su tiempo.
No dejaros intimidar por sus antecedentes, cualquier persona con ganas de comer bien es capaz de prepararla sin dificultad.

Es sin duda una Gran Comida.


Delantal.




Haceros de algún tipo de volátil de calidad.

Uno de los pasos previos es ser capaces de deshuesarla, lo puede hacer nuestro carnicero, pero también podéis intentarlo.



Uno de los secretos de saber deshuesar una carne de ave es conocer muy bien su anatomía, y algún cuchillo no muy grande bien afilado.
De hecho el arte de deshuesar es una de las primeras cosas que se aprende en los grades cursos de cocina. Es una habilidad bastante valorada.

Vamos a hacer lo que podamos.


Como regla general nunca exponer nuestras manos hacia la hoja del cuchillo, colocarlas siempre detrás. Y un poco de paciencia.
La carne debe quedar entera, como si no le hubiéramos hecho nada.

Ahora el siguiente paso es atarla bien para que no pierda la forma, vamos a guisarla con especies.



En esta ocasión vamos a utilizar nuestra aliada, la olla exprés.

Una base de aceite a calentar, algunos gajos de cebolla, añadimos algunas especies como laurel, pimienta negra en grano y algo de clavo de olor.



Sellamos bien los trozos de carne por ambos lados, con paciencia a fuego moderado. 
Una vez estén dorados añadimos un buen vaso de un vino oloroso seco, o un madeira.



Cubrimos con agua y añadimos en una muñequilla más especies, orégano, tomillo, albahaca y romero
También podéis usar algún preparado comercial de tipo provenzal.



Dejamos cocinar en torno a 30 minutos, comprobando al final que la carne este bien hecha. Dejamos reposar en la salsa. 
Esta preparación puede estar hecha de antemano.



Ahora preparamos los hojaldres para colocar nuestra comida, necesitamos un molde no muy grande para colocar cada trozo de forma individual.
Lo engrasamos bien y cubrimos con algo de harina.


Vamos trabajando la masa de hojaldre con algo de harina, primero recortamos la base y después completamos las paredes en forma de anillos consecutivos, recordando engrasar cada capa que vayamos distribuyendo.


Horneamos y dejamos enfriar.
También podéis recurrir a un hojaldre comercial ya cocinado.



Ahora viene la parte final de nuestra comida, la que le da el aspecto definitivo a nuestro plato.

Separamos los trozos de carne de la salsa, que iremos reduciendo a fuego lento en un cazo con algo más de vino, incluso un poco de fécula de maíz para espesarla.

Vamos encendiendo el horno.



Desbridamos la carne y hacemos unos cortes longitudinales sin llegar a romperla. Introducimos láminas de foie y trufas en las ranuras de forma ordenada.
Si utilizáis una trufa comercial podéis utilizar un poco de aceite esencia de trufa para potenciar el sabor.



Colocamos el trozo terminado sobre el hojaldre de forma armónica y clocamos sin el molde en una fuente refractaria.

Metemos en el horno y calentamos bien, regando de vez en cuando con algo de la salsa caliente con cuidado de no reblandecer demasiado el hojaldre.



Normalmente en la receta original las codornices se cubrían con un champiñón.
Podemos también saltearlos aparte sobre un fondo de aceite con algo de sal y pimienta, y dejarlos con la cabeza hacia abajo tapados, a fuego lento hasta que estén cocidos. 
Reservamos para el plato.




Una vez este caliente nuestra comida servimos sobre un plato templado y regamos con la salsa bien caliente por encima y adornamos con algún champiñón.




The End.

Podemos dejar la salsera por la mesa.

Un buen tinto es el complemento perfecto a esta extraordinaria comida.
Esta es una comida para grandes ocasiones, buscar vosotros mismos la mejor, cualquiera es buena.


En la magnífica ocasión del Festín de Babette esta comida se acompaña con un vino tinto de Borgoña.

Un Château de Clos VougeotPosiblemente uno de los mejores vinos del mundo. 



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