Vamos a hablar de otro comodín.
El conocido como arroz
blanco.
Aparentemente es una comida de
domingo para niños que comen en casa de su abuela.
Pero no es solo un plato sencillo, que acompañado con algo de tomate y un huevo frito, supone una agradable
forma de comer que gusta a todo el mundo.
Esta comida esconde un
pasado interesante.
Nuestro sencillo arroz hervido
y aromatizado, desciende de una antigua comida persa denominada arroz pilaf.
Muy común en
todo el oriente mediterráneo, Persia, India, los Balcanes y Turquía.
El objeto de preparar de esta forma el arroz es aprovechar todas las ventajas que este ingrediente aporta al
cocinarlo en su forma natural, incluida su cascara.
Lo que hoy llamamos integral.
La preparación de este
arcaico plato es muy similar a la actual, el arroz se cocina hervido con
sustancias aromatizantes y condimentos.
Es normal hacerlo a fuego
lento hasta que se consuma el caldo y el arroz quede suelto.
También se puede
escurrir una vez cocido y terminar el plato en una segunda fase, en la que se complementa.
Se le pueden añadir multitud
de ingredientes con sabores y texturas distintos, tantos como vuestra imaginación
y apetito os sugieran.
Por nombrar algunos.
Piñones, pasas, almendras,
huevo duro, guisantes, clavo, canela, jengibre, laurel, ajos, castañas, granadas,
aceitunas, rabanitos, pepinillos…
Normalmente al arroz pilaf siempre
fue una comida compañera de otra más sustanciosa, como guisos de carnes con
salsas de sabores intensos.
También constituye en sí
mismo una comida de una vez.
Algo de eso nos cuenta en su
interesante libro Nuva-Clasica Cocina Andalusí nuestro ya conocido y recurrente
autor Luis Benavides Barajas. En la receta que el denomina Arroz perfecto al estilo persa.
Este tipo de arroz tiene una
elaboración bastante sencilla, solo requiere tener en cuenta algunas
sugerencias.
Normalmente debemos usar como
mínimo el doble del volumen de caldo o agua que de arroz, para garantizar una
buena textura final.
Es conveniente limpiar bien el
arroz en agua antes de su cocción, y como siempre intentar eliminar el cloro del
líquido de la cocción.
Se puede saltear el arroz
con aceite o mantequilla antes de su utilización para sellarlo, aunque no es imprescindible.
Nos sirve cualquier tipo de
arroz.
Solo recordar los tiempos de cocción medios. Unos 15 minutos para un
arroz normal y el doble, 30 minutos para un arroz integral.
Voy a contaros una receta muy básica que nos sirve de acompañamiento a otras comidas de sabor más intenso.
Delantal.
Añadimos algo de sal y el
zumo de ½ limón escurrido. Este ingrediente nos ayuda a eliminar el almidón que
se desprende del arroz y que de esta forma no se apelmace y resulte más suelto.
Ponemos a hervir el agua y añadimos
el arroz, la proporción no menos del doble de líquido que de arroz. En este
caso vamos a escurrir nuestro arroz, con lo cual es suficiente con prever el
agua abundante.
Remover con delicadeza para evitar que se pegue, sobre todo al principio.
Remover con delicadeza para evitar que se pegue, sobre todo al principio.
Cuando este hirviendo 15 minutos retiramos del fuego e inmediatamente escurrimos y enjuagamos con agua calara para detener la ebullición.
En una sartén amplia sobre
un fondo de aceite, sofreímos ligeramente unos ajos troceados menudo, no
demasiado.
Añadimos nuestro arroz bien escurrido y removemos con delicadeza para que se vaya cocinando a fuego medio.
Completamos con pimienta negra molida y corregimos de sal.
Reservamos y dejamos que se enfríe
un poco.
Ya está listo para acompañar
lo que se os ocurra, pero si tenéis algo de tiempo podéis distribuirlo en una
bandeja de servir dándole forma con algún molde.
The End.
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