viernes, 25 de noviembre de 2016

Guiso De Alcachofas De Otoño.




Nos adentramos en otro de los guisos de verduras tradicionales, es este caso con una de las estrellas de la cocina saludable.

La alcachofa.

Este brote de un cardo domesticado es efectivamente uno de los paradigmas de la comida sana más valorado, sus múltiples propiedades beneficiosas no pueden ser más evidentes, es además una hortaliza poco exigente para su cultivo.

Su origen en nuestras mesas está en la utilidad de la savia de muchos de los cardos silvestres para la obtención del cuajo de la leche, imprescindible en la elaboración de los quesos.
La evolución de su cultivo en los huertos del hombre sedentario dio lugar a las variedades domesticadas de la alcachofa que hoy conocemos.





Ya hemos estado contando algunas cosas de la alcachofa en la popular receta de este blog de AlcachofasCon Gulas, que es una de las más visitadas por vosotros.

Por no extendernos solo recordar algunas de sus propiedades.
Su consumo aporta múltiples beneficios para nuestro sistema digestivo y las consecuencias en la nutrición.
Al tratarse de un tónico hepático reconocido, tiene  también consecuencias  directas en la disminución del colesterol, son también muy diuréticas y su aporte de fibra las hace muy adecuadas para la regulación intestinal.
De ahí su merecida fama mediática en las dietas de adelgazamiento.

Nuestra comida va a conseguir aprovechar todas las mejores propiedades de esta singular verdura.

Se trata de un guiso de marmita sencillo, una comida de antes donde la elaboración con paciencia se completa con una buena calidad de los ingredientes.

La elección de una buena alcachofa es imprescindible. No siempre encontramos una verdura de calidad, de hecho tener la oportunidad de probar una alcachofa de cierta calidad es una experiencia a tener en cuenta y va a suponer que nuestra relación con este sencillo regalo de la naturaleza será para siempre.




Las alcachofas tienen que estar tersas con las hojas apretadas y brillantes  y de buen color sin partes quemadas por el frio de la conservación, aunque no depreciéis las alcachofas de cultivos ecológicos con manchas irregulares de color cobrizo que pueden no tener un aspecto del tipo concurso de belleza.
Al tratarse del brote de una flor, la alcachofa sigue su evolución y comienza a volverse blanda y algo fibrosa en su interior si no está recolectada en su momento óptimo.
Una simple comprobación nos ayuda a seleccionarlas, hay que procurar que con el tacto estén crujientes.

No olvidéis que hoy en día también podemos recurrir a productos congelados o en semiconserva de bastante calidad.





Necesitamos unas alcachofas frescas.
Es el ingrediente principal de nuestra comida, sus compañeros pueden variar según vuestro criterio y vuestra despensa.
Yo os doy una idea desde la que podáis entreteneros.

Podemos contar con algún puerro, cebolla, ajos, y para condimentar pimentón dulce.
Para trabar nuestro guiso recurriremos a algo de pan y unos piñones o cualquier otro fruto seco.


Delantal.





El primer paso es limpiar bien las alcachofas, se trata de una operación que requiere su técnica.





Nuestro trabajo consiste básicamente en obtener el corazón de esta verdura al ir desechando las hojas exteriores algo más duras y amargas. Pero el punto exacto es relativo y depende de la calidad de la hortaliza.
En una buena alcachofa algunas de las hojas exteriores bien cocinadas son deliciosas.




Partimos el corazón en trozos regulares y los rociamos con zumo de limón para que no se ennegrezcan al oxidarse.




Troceamos también el puerro y la cebolla con un tamaño pequeño.




Partimos también los ajos y el pan.





Ahora preparamos nuestro cacharro que podemos utilizar para servir nuestra comida.





Sobre un fondo de aceite abundante puesto a  calentar añadimos los ajos, el pan,  no le estorba una ramita de perejil fresco.
Cuando notemos que este dorado añadimos los piñones para que se tuesten ligeramente.






Reservamos todo éste preparado previo en un mortero y lo trituramos hasta conseguir una pasta.
Agregamos algo más de aceite si hiciera falta.

Es el momento de sofreír la cebolla junto con el puerro, podemos aromatizar con algo de laurel.



Cuando nuestros ingredientes estén cocinados añadimos las alcachofas y salteamos para que se sellen por fuera.
Sobre el fondo colocamos una churrada pequeña de pimentón dulce para tostarlo, vigilando que no se llegue a quemar.
Mezclamos bien nuestros ingredientes junto con el contenido del majado del mortero, lo hacemos con delicadeza para que las alcachofas no pierdan su forma.
Esta es una de esas comidas donde apreciar el delicado sabor del tomate desecado.




Podemos aromatizar con un buen vino y cubrimos con agua, o incluso con un caldo de fondo.

Dejamos cocinar a fuego moderado durante al menos 30 minutos, es importante algo de reposo.





Cuando vayamos a tomar nuestra comida, con la cazuela caliente añadimos un huevo por comensal y dejamos cocinar a fuego lento hasta que la clara se haya vuelto blanca.




The End.


Es un plato perfecto para iniciar una  comida de esos días de otoño que vienen algo fríos.


Después de estas alcachofas nuestros sentidos estarán dispuestos para tomar lo que queráis.





No hay comentarios:

Publicar un comentario