Nos encontramos de nuevo con
el mundo de los aperitivos.
El tránsito desde el inicio de
nuestra comida nos puede servir muy bien para disponer nuestro paladar hacia
los sabores definitivos del acontecimiento culinario que le sigue.
No debemos menospreciar el
interés de estas pequeñas comidas que acompañadas por las bebidas son el objeto
de este preámbulo.
Hasta tal punto son
necesarias que pueden suponer el acierto pleno en la elección de nuestro menú.
Ya estuvimos contando que es
la oportunidad de mezclas atrevidas e incluso contradictorias entre sabores y
texturas, que propician nuestros sentidos para poder apreciar la esencia de
nuestra comida.
La importancia del aperitivo
radica sin duda en su adaptación a nuestra forma de vida rápida.
Una comida fugaz puede estar
muy bien compuesta por una sucesión de pequeñas comidas encadenadas.
Esa en definitiva la esencia
de la tapa.
Nuestro canapé es bastante
ligero de sabor, es el ideal para una comida con personalidad.
Nos aprovechamos de la
acertada mezcla entre el sabor suave del queso emmental y de una manzana de
variedad agridulce.
Delantal.
Como todo canapé necesitamos
una base algo rígida que aguante bien nuestros ingredientes.
En esta ocasión vamos a
recurrir a un pequeño molde de hojaldre pre cocinado de los muchos que podéis
encontrar en el mercado.
Esta masa suave y ligera
será perfecta para esta combinación, aunque podéis usar cualquier otra.
Usaremos un queso emmental
francés y una manzana de la variedad reineta con un sabor ligeramente
acido.
Podéis hacer otras
combinaciones según vuestro criterio.
Nos interesa un queso suave
de sabor y una manzana con personalidad.
Es la ocasión de recurrir a
las tradicionales de otoño, la variedad Granny
Smith también algo ácida, o la Golden
muy adecuada para cocinar en el horno.
Partimos nuestros
ingredientes en porciones de igual tamaño que podamos depositar en nuestro
recipiente.
Vamos calentando el horno
fuerte y preparamos un cacharro refractario.
Empezamos con la manzana en
el fondo.
Sobre la manzana ponemos el queso.
Colocamos en nuestra bandeja
de hornear y espolvoreamos con algo de queso rallado de un tipo parecido.
Los más atrevidos podéis
recurrir a la pimienta negra molida o incluso al pimentón picante.
Horneamos lo justo para que
el queso llegue a fundirse.
The End
Un vino amontillado o
cualquier vino del tipo Oporto o Madeira serán perfectos para esta pequeña delicia.
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