miércoles, 30 de diciembre de 2015

Torta De Batata Y Almendras.






De nuevo repasamos el repertorio de la cocina tradicional, en esta ocasión con un ingrediente bastante especial.

La batata o boniato, también conocida como chaco, camote o papa dulce, otra de las reliquias gastronómicas que  nos acompaña desde antiguo.
Los últimos estudios nos remontan en el tiempo a unos 8.000 años, donde su cultivo ya era habitual en Perú y las regiones tropicales cálidas de Sudamérica.

Pero este interesante tubérculo, con una de las floraciones posiblemente más atractivas de la naturaleza, no pasó desapercibido a estas antiguas culturas. Sus ventajosas propiedades nutricionales y facilidad de cultivo hicieron que el camote viajara bastante.

La existencia de cultivos en la Polinesia y Hawái, datados allá por el año 700 de nuestra era, es posiblemente una de las pruebas más irrefutables de la existencia de expediciones de los pueblos indígenas de Centroamérica hacia el océano Pacifico.

A Europa llega con Cristóbal Colon hacia el siglo XV, y como ocurre con bastante de las plantas traídas en las expediciones, fueron los monjes Jerónimos, con su conocimiento sobre botánica, los encargados de adaptarlas a la península ibérica.

En el caso de la batata se logró con bastante éxito en la costa de Málaga, en Andalucía.
Concretamente en la población de Vélez-Málaga, donde su cultivo no solo ha perdurado en el tiempo, en la actualidad en esta zona de micro-clima templado se encuentra una de las mayores producciones de Europa.

Pero aún hay muchas cosas más que contar de nuestro ingrediente.





Las propiedades nutricionales de la batata le han proporcionado un lugar respetable en la paradigmática dieta mediterránea.  

Un equilibrio proporcionado entre fibras, hidratos y vitaminas. Entre los minerales destaca el aporte de potasio.
Pero quizás una de las características más interesantes de este tubérculo es el contenido en beta caroteno, mucho más abundante cuanto más amarillo sea.

Es precisamente este enorme contenido en vitamina-A lo que ha supuesto que la batata haya formado parte de las nuevas estrategias de alimentación en zonas deprimidas.

El éxito de la implantación del cultivo peruano del camote en zonas de África con carencias nutricionales en la población infantil, ha derivado en el llamado Programa VITA A, una iniciativa entre el banco Mundial y el gobierno de Perú que en el año 2003 recibió un merecido reconocimiento con el premio del CGIAR (Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional
El Centro Internacional de la Papa de Perú ha implantado su programa en siete países africanos.

Pero aún hay más.

Parte de sus residuos industriales sirven de base para complementos alimenticios a base de fibras, antioxidantes y almidón. 

Siguiendo las nuevas tendencias de la alimentación sostenible nuestro humilde ingrediente es también la base de investigaciones sobre biocombustibles.
De sus raíces se obtiene etanol y butanol, acetona y ácido láctico con el que se elaboran los bioplasticos de última generación.



Por si todo esto no fuera bastante la batata es además un ingrediente interesante en nuestras cocinas.

El recetario es extenso y diverso.

Desde platos salados a dulces y postres. Se cocina en guisos, asados, compotas, masas, rellenos, helados, tartas y frituras.

Toda la cocina sudamericana es un buen ejemplo de ello destacando la aplicación en la elaborada cocina de su país de origen.
La cocina peruana ha sacado un buen partido del camote, donde su consume de múltiples formas, desde frito, asado, acompañando a guisos y ceviches.

El recetario recorre todo el continente.
Desde Argentina, Uruguay, Paraguay  Brasil, Venezuela, Cuba, Méjico o Puerto Rico.
Hasta incluso en Norteamérica donde la batata caramelizada es uno de los acompañamientos tradicionales del renombrado asado de pavo del Día de Acción de Gracias.

Después de todo este interesante recorrido volvamos la vista a nuestra cocina.


Nuestra preparación de batata pertenece al recetario tradicional español. Aunque tiene mucho en común con la cocina de Sudamérica, especialmente con la cubana donde deriva a un toque exótico con especies y leche de coco.

Habitualmente en España la batata se suele usar para la elaboración de postres y dulces, normalmente cocida aromatizada con canela y azúcar. Aunque no debemos olvidar parte de la tradición de la cocina Canaria donde también se usa en guisos de marmita y rellenos de truchas para la Navidad.


Nuestra receta es sencilla, resulta fácil reconocer en ella preparaciones antiguas  de pocos ingredientes bien elaborados.





Necesitamos unas dos batatas de tamaño medio, aproximadamente unos ½ kg.
Azúcar, a ser posible integral de caña, Algunas almendras, unos 100 gramos.
Como condimento. Imprescindible la  canela y algún licor afrutado agradable. En este caso hemos recurrido al Chartreuse.
Para un horneado final necesitaremos unos cuatro huevos que nos ayudaran a trabar esta torta.

La primera operación será cocer la batata, es un primer paso común a cualquier preparación con batata.
Normalmente se cuece con la piel.
La batata necesita algo de tiempo para cocinarse bien, debe hacerse con cierta paciencia.
En este caso recurriremos a nuestra aliada conocida la olla exprés que no solo nos ayuda con los tiempos, además conseguiremos una textura perfecta.






La preparación es la misma que con una olla tradicional.

Sobre un fondo de agua aromatizada con canela colocamos las batatas bien limpias de restos de tierra, conviene no descuidar este proceso.

Cerramos la olla y dejamos cocer en torno a ½ hora, debemos comprobar pinchándola con algún artilugio que este bien cocida, entera pero fácil de deshacer.
Lo notaremos porque la piel se desprende con mucha facilidad. Conviene pelarlas aun calientes.






Una vez peladas desechamos la piel y los restos de tallos, la aplastamos hasta conseguir una pulpa homogénea. Si lo hacemos en caliente el proceso será más fácil.

Una vez tengamos nuestra batata la pesamos para proporcionar el azúcar.
En el siguiente paso entramos de lleno en el mundo de la intuición que acompaña a las recetas tradicionales, una reválida para nuestro saber hacer en la cocina.
La proporción de azúcar es variable, dependiendo del dulzor de nuestra batata, que ya viene provista de sus componentes naturales.







Yo aconsejo probarla y como regla añadir el mismo peso en azúcar para batatas menos dulces y reducir la proporción hasta dos tercios del peso en azúcar para las más dulces, que suelen ser las más habituales.
Tenemos que recordar que los postres deben tener un sabor intenso para que contrasten los ingredientes.

Mezclamos bien la pulpa de batata y azúcar, si aún está algo caliente se trabara de forma homogénea.






Ya tendremos una compota deliciosa, pero seguimos con algún paso más.

Trituramos las almendras y añadirnos a la nuestra preparación distribuyéndola bien.
La proporción de almendra es también importante, debe ser abundante pero no excesiva. Los 100 gramos pueden ser suficientes para nuestras proporciones.





Añadimos finalmente el licor y dejamos reposar.

Vamos encendiendo el horno.

Separamos las claras y las yemas de los huevos.

Para las proporciones de nuestra preparación necesitaremos 4 huevos, es importante la proporción para que la torta resulte bien trabada.

Batimos bien las yemas mientras dejamos enfriar las claras.




Añadimos las yemas a nuestra masa de forma homogénea.

Montamos las claras con una pizca de sal.

Vamos preparando un cacharro refractario engrasado.

Unimos las claras a nuestra mezcla con delicadeza vertemos sobre el cacharro refractario.






Horneamos en torno a ½ hora, debemos comprobar el resultado final, que la torta este bien cocinada y trabada. Como siempre lo hacemos pinchando con algún artilugio. Debe salir limpio.




Dejamos reposar en frío, añadimos algo más de azúcar sobre la torta.

The End.






Espero que disfrutéis de este delicioso postre antiguo.

Se puede tomar en cualquier comida y admite casi cualquier combinación.






Por dar alguna idea podéis usar una base de crema de leche aromatizada con un poco de canela.   


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