Este es otro de esos postres sencillos, tanto por
sus ingredientes como por su elaboración, algo que resulta insospechado cuando
lo probamos.
Esta sensación no es
desconocida en el mundo de los postres, muchos de ellos nos trasladan a una
dimensión de texturas y sabores bastante poco habituales.
Normalmente poder
dominar la repostería supone tener un
conocimiento y una práctica en las alquimias de la cocina bastante elevada, debido
fundamentalmente a que en muchos casos son difíciles de ejecución.
Ya hemos estado hablando
alguna vez que es posiblemente el dominio del mundo de los postres, dulces y
otras comidas de espíritu elevado, lo que reconoce a un buen cocinero.
Dominar el punto de almíbar,
las sutiles emulsiones entre grasas y proteínas, o proporcionar el efecto del
calor sobre las masas azucaradas, no solo requieren conocer las técnicas además
se necesita algo de intuición y como en todo lo cercano a la creatividad
bastante talento.
Pero en esta ocasión vamos a
poder salir bien parados siguiendo unos pasos sencillos.
Una de las curiosidades de
este postre es la técnica para elaborarlo.
Estamos hablando del
confitado, una forma de cocinar bastante antigua que tenía como objeto la
conservación de los alimentos.
Consiste básicamente en cocer los alimentos a
fuego lento.
El confitado, se puede
realizar con carnes, cocinadas en su propia grasa o en aceite, utilizando este
último ingrediente también se puede elaborar con las verduras.
Aunque los más
habituales son los de frutas, que se preparan con la ayuda del azúcar.
Los llamamos confituras. Y almíbar al liquido que las envuelve y las preserva.
Este postre tiene como base
la cocción con fruta, concretamente con peras, aunque se puede hacer con otras
con la condición de que tengan una pulpa recia.
Las peras tienen un delicado
sabor dulzón ligeramente acido lo que las hacen perfectas para jugar con los
postres, además la textura de su pulpa constituye por sí misma un extraordinario postre.
Las peras son muy comunes en
nuestros mercados, encontrándose prácticamente todo el año en temporada debido
a la existencia de dos variedades de cultivo según la temporada de maduración.
Sus más de treinta
variedades, con multitud de colores, sabor y texturas, se pueden clasificar en
dos grupos las de verano y las de invierno.
Esta fruta se asocia a una
alimentación saludable, eso se debe a ausencia de calorías, su gran cantidad de
fibra. Aportan también una cantidad relevante de vitamina B, y bastantes
minerales.
Se trata sin duda de una de
esas frutas que debemos tener siempre por nuestras casas.
Además este
postre nos permite aprovechar esas peras que anden algo maduras.
Delantal.
Necesitamos unas peras a ser
posible algo maduras.
Las especies para cocinar
este plato son importantes, de nuevo recurrimos al mestizaje entre productos y
los distintos matices de sabor de los condimentos traídos de todo el mundo.
La lista es amplia y
diversa, todo un viaje alrededor del mundo.
En esta ocasión usaremos canela
de Tailandia.
Vainilla de Bourbon,
posiblemente una de las mejores del mundo. Se denomina así por ser el antiguo
nombre de la isla La Reunión en Madagascar de donde procede.
Clavo de
olor de la India.
Ahora le toca al vino. Vamos
a usar un vino tinto de la Rioja y un oloroso de Jerez, en
Andalucía.
Por fin el azúcar,
dependiendo del tipo de azúcar que utilicemos obtendremos una confitura de un
color distinto.
Si usamos azúcar blanca
refinada tendremos un jarabe de color dorado.
En este caso para completar
nuestro recorrido utilizaremos azúcar integral de caña con melaza,
con lo cual el resultado final será de un color marrón intenso brillante.
Empezamos pelando las peras,
es importante hacerlo con paciencia
procurando que queden de forma regular. Recortamos la base de forma que se
puedan sostener y dejamos el tallo como decoración.
Ahora empezamos a cocinar.
En una cazuela amplia colocamos
un fondo de agua, añadimos una cucharada colmada de azúcar por cada pera,
calentamos a fuego medio, tenemos que conseguir un almíbar suave.
Añadimos las especies, la
canela el clavo y la vainilla.
Cuando notemos que tenemos
una textura suave añadimos los dos tipos
de vino,
dejamos trabar bien.
Es el momento de colocar las peras de forma ordenada.
Dejamos cocinar tapado a
fuego medio durante al menos media hora. Cubrimos con el jugo de vez en cuando.
Comprobaremos que las frutas
están bien cocinadas, algo enteras. Si seguimos nuestra cocción durante más
tiempo llegaremos a una compota.
Cuando estén listas nuestras
peras las envolveremos bien en el almíbar y dejamos reposar.
Las tomaremos a temperatura
ambiente, enteras o bien abrirlas en varias partes. Siempre cubiertas por el
almíbar.
The End.
Es un postre que nos permite rematar cualquier comida, tanto las ligeras de verano como los reconfortantes platos que anuncian el invierno.
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