Esta es una comida tan
sencilla y rápida como sabrosa y nutritiva, es posiblemente una gran comida que
seguro repetís en vuestros menús y que cautivara a vuestros amigos, ya no tendrán
duda en consideraros unos buenos cocineros.
Los mejillones son uno de
los mariscos más comunes, están presente en la gastronomía de muchos países. Esto
es debido a su enorme facilidad para criarse en cualquier mar de clima
templado. Una oportunidad aprovechada por el hombre que ha conseguido cultivarlo
con mucho éxito.
Es un alimento que se puede
encontrar con mucha facilidad a un precio asequible.
Pero no solo lo encontramos
fresco, el mejillón está presente en muchas clases de precocinados y conservas,
todas ellas bastante recomendables.
El mejillón es quizás uno de
los alimentos, que a pesar de su simplicidad, aporta un gran número de ventajas
para nuestra salud.
La leyenda de su interés saludable
para el hombre tiene bastante fundamento.
Se trata sin duda de un
ingrediente muy valioso en nuestra dieta cotidiana.
Los mejillones tienen una
gran cantidad de vitaminas, especialmente la valiosa B12, aparte de otros
minerales.
Son además uno de los
productos del mar con mayor cantidad de proteínas, comparable a los de la carne
magra, aportan también algo de grasa de tipo saturada. El beneficioso ácido omega 3.
Pero aún hay más, el aporte
considerable de yodo los convierte en valiosos aliados en la regulación de nuestro
metabolismo.
Todo un prodigio en nuestra alimentación, que esta receta aprovecha de forma eficaz.
Delantal.
Necesitamos unos mejillones
frescos, como ½ kilo, no hacen falta muchos porque tienen un sabor intenso que
delata sus múltiples ventajas nutricionales.
Tenemos que cocerlos de la
forma tradicional.
Se trata de un método muy sencillo, utilizamos una cazuela
grande con algo de agua clara, no demasiada. El objeto es cocer los mariscos
con el vapor que desprende el agua.
De esta forma todas las
ventajas saludables se quedaran en nuestra
cazuela, este proceso es importante para nuestra comida.
Debemos estar pendientes de retirarlos
del fuego en cuanto se abran las conchas, los retiramos y enfriamos dejando el
caldo sobrante reposando, conviene colarlo por si quedara algún resto.
Ahora necesitamos un cacharro
refractario, aunque no es imprescindible la forma de cocinar -que se alarga con el
calor residual- termina la cocción de esta comida.
Ponemos un fondo de aceite a
calentar, vamos pelando y cortando en láminas algunos dientes de ajo, es
importante que la proporción sea abundante, según os guste, en torno a 3
dientes por ½ kilo de mejillones.
Necesitamos también pimiento
verde del tipo italiano, lo cortamos lo más pequeño posible y añadimos al
sofrito.
Es el momento de añadir algo de pimienta negra molida.
No debemos
cocinar demasiado.
Separamos los mejillones de
sus conchas reservando alguno para adornar con media concha.
Esta comida mejora mucho con
el sutil sabor del azafrán natural, lo tostamos ligeramente en el sofrito.
En
todo caso podemos utilizar un colorante alimentario común. Se trata de una cuestión
estética. El resultado de nuestra comida es más agradable con el ligero tono
dorado de estos condimentos.
Añadimos el arroz, la proporción
es importante porque se trata de un guiso de marmita, nuestro arroz debe quedar
con algo de caldo. Aconsejo añadir una taza de café pequeña por persona.
Calentamos el caldo de haber
hervido los mejillones, si hiciera falta añadimos algo más de agua, la proporción
de caldo debe ser el doble que la de arroz, aunque holgado.
Tostamos el arroz ligeramente
con el sofrito.
Añadimos el caldo bien caliente y perejil cortado fino, también
de forma abundante.
Ahora os recuerdo la
alquimia del arroz, necesitamos unos 10 minutos a fuego fuerte, es importante
hacerlo con la cazuela tapada, y después otros 10 minutos de reposo.
Debéis estar
pendientes de que no pierda caldo y en todo caso añadir más.
Cuando termine el primer
tramo de tiempo añadimos los mejillones sin cascara distribuyéndolos bien y al
final del reposo añadimos el resto y una rodaja de limón.
Os aconsejo que no utilicéis
sal, aprovechar la que tienen estos mariscos.
The End.
Es una comida sencilla que
se deja acompañar por cualquier vino blanco, o incluso un rosado.
Yo tengo cierta predilección
por los blancos elaborados con uva chardonnay
que tiene un sabor algo más intenso.
Y por supuesto podéis tomar
un champan.
Esta comida lo merece.
Tiene una pinta buenísima este arroz con mejillones. Yo creo que los mejillones tienen muchas posibilidades para elaborar diversos platos, con un auténtico sabor a mar.
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