De nuevo las verduras
visitan nuestra cocina, en esta ocasión una comida sencilla de ingredientes. Y
de elaboración.
Una comida casi inmediata
cuyo único secreto es la calidad de la materia prima a utilizar.
Los espárragos son, como
casi todos los vegetales, un gran aliado para nuestra salud.
Conocido desde antiguo fue introducido
en Europa por los romanos que lo traían desde Persia, paso por la Edad Media
como planta medicinal y ha llegado a nuestros días con todo su esplendor,
siendo un manjar en nuestras mesas.
Son precisamente sus
propiedades saludables, asociadas a la moda de la cocina sana, lo que ha provocado que hoy en día su cultivo se haya
extendido en los últimos años por multitud de países de todo el mundo,
pudiéndolo encontrar con todo el espectro de calidad y precio.
Como siempre comentamos, es
importante tener toda la información para decidir que vamos a consumir en nuestras
mesas.
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En esta ocasión vamos a
cocinar unos espárragos verdes de un tamaño medio grueso.
Esta es una comida sencilla
que puede servirnos como entrante para una cena o como un saludable
acompañamiento a otras comidas, desde carnes a pescados.
Los espárragos naturales de
color verde tienen un ligero sabor amargo, hay costumbre en algunas cocinas de
cocerlos previamente para eliminar este matiz, yo desaconsejo esta práctica ya
que eliminamos una parte importante de sus propiedades saludables.
Es además un defecto al que
le vamos a sacar bastante partido.
Tener también en cuenta que
las variedades de espárragos morados, típicos de Italia, son ligeramente más
dulces que los verdes al contener algo
más de carbohidratos.
Es precisamente el sabor
ligeramente amargo de este vegetal, hábilmente matizado y potenciado por algo
de limón, sal y azúcar, lo que va a constituir un magnifico entrante al
predisponer nuestro paladar a sabores que sigan a esta magnífica comida,
especialmente los vinos.
Delantal.
Es importante lavar y secar
bien nuestras verduras.
Desprendemos con la mano la parte más dura de los
tallos, es un proceso muy simple.
Tenemos que tantear con
delicadeza donde se quiebra nuestro esparrago y desechar la parte más dura. (Aunque
en esas cocinas donde todo es aprovechable se puede obtener con este resto
alguna sabrosa crema, o incluso un pudin.)
Necesitamos una sartén o una
plancha amplia con tapadera.
Colocamos al fuego con un
fondo de aceite, dejamos calentar bien.
Añadimos los espárragos
enteros intentando colocarlos ordenadamente, tenemos que estar muy pendientes
de ir sellando bien todas las partes del esparrago.
Es, como siempre os digo,
un trabajo metódico que requiere nuestra atención.
Cuando notemos que están
bien cocinados colocamos la tapadera a fuego bajo y dejamos que el interior de
nuestro tallo se cueza.
No necesita demasiado
tiempo, en torno a 5 / 10 minutos. Podéis voltearlos con la tapadera.
Cuando notemos que andan
cocinados añadís un poco de sal gruesa, un ligero toque de zumo de limón y para
terminar algo de azúcar que dejaremos caramelizar al resto del calor del fuego
ya apagado.
The End.
Es una comida que puede
tomarse caliente, o incluso algo templada a temperatura ambiente.
También aguantan
bien el reposo para tomarlos fríos en una comida al aire libre.
Podéis entonces añadir una
vinagreta discreta, utilizando algo más de limón, aceite y pimienta.
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