Este es otro artilugio tan
sencillo e insignificante como práctico.
Un pequeño juguete sin
apenas importancia, lo podéis encontrar en multitud de tiendas de menaje y
ferreterías.
Puede que hayáis pasado por su
lado y ni siquiera os hayáis fijado.
Se trata de un simple
escurridor dentro de un recipiente, que tiene un sencillo mecanismo que permite
centrifugar de forma mecánica la canastilla de tal forma que por inercia va
soltando el agua rebelde que pueda quedar en nuestras verduras después de
enjuagarlas.
Aunque sirve para secar
cualquier tipo de verdura y hortaliza su uso más común es el escurrido de los
ingredientes de una ensalada, sobre todo la lechuga y otras hortalizas.
Las ensaladas son uno de los
acompañamientos más oportunos en nuestra dieta, se remontan a tiempos
inmemoriales.
Su etimología nos lleva al latín
herba salata. A la antigua Roma donde los encurtidos y verduras en salmuera eran
muy apreciados y comunes en la dieta cotidiana de aquellas épocas.
Existe casi un tipo de
ensalada por persona, pero aun así se pueden establecer unos invariables más o
menos genéricos que normalmente gustan a todo el mundo.
Es una receta universal,
muy extendida por multitud de países.
En realidad no tienen ningún
gran secreto, a parte de algún ingrediente exótico, o alguna fórmula más o
menos novedosa para la vinagreta.
Pero si existe un misterio en una ensalada es la mezcla perfecta de los componentes y el aliño, para ello
es muy importante que los ingredientes estén bien secos, de esta forma la
combinación de sabores ligeramente salados y ácidos de la vinagreta sirve para
matizar el sabor de nuestra lechuga y sus acompañantes.
La función más importante de un buen aderezo no es solo potenciar el sabor de los ingredientes, además son también un aporte de sales minerales, ácidos y grasa vegetal, que supone un reconstituyente adecuado en épocas de calor.
Las ensaladas son para el
verano.
Pero también para el
invierno, ya que sus componentes resultan tremendamente digestivos y son el
complemento idóneo de comidas algo más pesadas.
Comer ensaladas junto con
nuestra comida es una de las mejores costumbres posibles, al aportar al bolo alimenticio
una gran cantidad de agua y fibra.
Es bien conocido el poder
saciante de este perfecto acompañamiento.
Pues para sacar provecho a
todas estas ventajas saludables nuestro sencillo juguete es prácticamente
imprescindible.
Ya hemos hablado de lo conveniente
que resulta de mantener nuestra lechuga en agua para que no se marchite y
pierda sus fabulosas propiedades.
Nuestro artefacto nos
permite en un instante escurrir nuestra ensalada perfectamente y así poder
aderezarla en el último momento con facilidad.
Cuando lo probéis
descubriréis una nueva dimensión de las verduras y hortalizas se nos abre la
puerta a todo un mundo de sabores con las posibilidades de los distintos
componentes de los aliños y aderezos.
Como si se tratara de otra
comida distinta.
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