De nuevo una comida andalusí
revisitada.
Se trata de un clásico de la
cocina del Magreb. Un guiso de cordero con ciruelas aromatizado con miel y
especias.
El sabor ligeramente
agridulce de las ciruelas desecadas, la cebolla y la miel, nos ayudan a
combatir el rigor del matiz recio de algunas carnes de cordero y de cabrito.
Un recurso hábil y oportuno
para convertir en un auténtico manjar sabores difíciles de contrastar, además de
ayudarnos a suavizar su cocción.
Es sin embargo una comida
sencilla de elaborar, si nos adentramos de nuevo en el apasionante mundo de las
cocinas ancestrales, aún vigentes en muchos pueblos de la cuenca sur del Mediterráneo.
Necesitamos algo de carne de
cordero, os aconsejo una paletilla o una pierna, tenemos que pedir a nuestro
carnicero que la deshuese y la extienda.
La colocamos en una superficie de trabajo amplia, la extendemos bien e intentamos lograr una forma lo más regular posible.
Añadimos pimienta negra
molida, sal y algo de comino.
Colocamos las ciruelas de forma ordenada sobre la carne y con delicadeza hacemos un rollo homogéneo y bien formado.
Lo atamos bien con nuestro hilo de bramante.
Vamos encendiendo el horno a fuego fuerte.
Cortamos cebolla en gajos abundante unas dos cebollas por ½ kilo de carne.
Os aconsejo usar un cacharro
refractario ajustado al tamaño de la carne, lo engrasamos y colocamos una
primera capa de cebolla.
Colocamos la carne sobre el
lecho de cebolla.
Ahora añadimos miel de forma
abundante.
Os aconsejo utilizar una
miel de sabor suave, normalmente las cultivadas en prados de vegetación silvestre
variada aportan matices más sutiles de sabor. Los apicultores las denominan multiflorales.
En esta ocasión os voy a
recomendar un pequeño lujo, he utilizado una miel de origen canario denominada Ladera De la Reina, cultivada por José Arrocha
Duarte, que ha obtenido el premio a la mejor miel de las Islas Canarias del
año 2.013.
Un delicioso almíbar natural
cultivado con esmero en la localidad de Garafia situado en la Isla de La Palma.
Se trata de una variedad multifloral de tedera. Una miel de primavera con un color muy claro amarillo y un olor delicado de tipo vegetal afrutado.
Una miel perfecta para cocinar y para lo que se os ocurra.
Una vez impregnada nuestra
carne con la miel terminamos de cubrir bien con la cebolla.
Colocamos en el horno con fuego moderado, como toda elaboración antigua hay que tener paciencia, debe estar entorno a una hora, vigilando que no llegue a resecarse.
Una vez terminada la cocción
sacamos del horno, separamos la carne del jugo que haya quedado y la reservamos
quitándole el atado cuando se haya enfriado.
Ahora trituramos la salsa restante, podemos añadir algo de guindilla, o alguna especie más como cúrcuma, o jengibre, según os apetezca.
Aunque nuestro cordero ya está listo para saborearlo podemos avanzar un poco más, y hacer nuestra comida algo más sofisticada.
Un rato antes de nuestra comenzar
a comer envolvemos la carne con masa de hojaldre, podemos usar alguna comercial.
Cubrimos con yema de huevo y
colocamos en el horno bien caliente.
Si os atrevéis a un poco más
podéis espolvorear al masa con un toque ligero de azúcar y canela molida.
Calentamos la salsa y dejamos espesar a fuego lento.
El hojaldre no necesita demasiado
tiempo, conviene vigilarlo para que vaya adquiriendo un tono dorado, pero no
llegue a quemarse.
Cuando esté listo servimos
caliente.
Es una comida inmediata que
requiere nuestra atención.
Tenemos que hornear en el último
momento, aunque podéis mantenerlo templado en el horno mientras acaba la
primera ronda de conversación de vuestra comida.
Servir con la salsa
caliente.
Cualquier verdura suave y un buen vino tinto os servirá
para acompañar esta espléndida comida.
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