Hoy hablamos de una comida importante, el relleno de pollo y otro tipo de aves es una costumbre que se pierde en el tiempo.
Una comida ancestral que nos
llega desde la vieja cocina cristiana de
occidente, donde se rellenaban todo tipo de volátiles, desde becadas, patos,
pollos, pavos y cualquier bicho con plumas que anduviera por los corrales y por
los campos, a tiro de arcabuces, escopetas y flechas.
Pero también desde la antigüedad
de Persia, a través de la comida marroquí con su pavo relleno de arroz y
almendras.
Encontramos multitud de
recetarios, desde las galantinas de gallina, a los múltiples trufados, farsas y
rellenos de todo tipo y clase.
Otras carnes, acompañadas por la propia carne del protagonista,
verduras, coñac, trufas, pistachos, castañas, huevos, jamón, cerezas, peras,
manzana, membrillos, y muchas cosas más.
Todo un mundo tan amplio
como suculento.
Es una cocina de verdad, una
cocina antigua y elaborada.
Una de las bases de esta
comida suele consistir en el deshuesado de la criatura, lo cual marca la
verdadera diferencia entre un buen cocinero y el resto.
Pero no nos debemos
intimidar, vamos a hacer algo bastante más sencillo. Precisamente vamos a
realizar una interpretación tan simplificada y rápida, como alejada del gran
concepto de la cocina de verdad.
Nos vamos a permitir una
ligera trampa, un inocente engaño para disfrutar de uno de estos suculentos platos.
En otro momento nos adentraremos en el gran mundo de los rellenos.
Delantal
Par el relleno podemos
utilizar unas hamburguesa de la misma carne que seguro nuestro carnicero
elabora de forma artesanal.
Abrimos las pechugas por el centro
en sentido longitudinal y la extendemos, podemos golpearla con un mazo para dejarla
plana.
Introducimos la carne de la
hamburguesa extendida, podemos añadir un poco de huevo batido, algo de sal y
pimienta.
Vamos a utilizar ahora nuestra olla exprés.
Sobre un fondo de aceite sofreímos
las pechugas por todos los lados con cuidado para sellaras bien.
Reservamos.
Sobre el aceite sobrante sofreímos
algún diente de ajo y cebolla cortada en gajos, algo de clavo, pimienta en
grano y laurel.
Una vez repasado colocamos
las pechugas y añadimos un vaso de vino blanco seco, dejamos evaporar
ligeramente y cerramos nuestro artilugio.
Dejamos cocinar en torno a
20 minutos.
Abrimos y separamos las pechugas, para partirlas una vez frías.
La salsa se tritura homogénea con una
procesadora.
Para servir cortamos la
pechuga en rodajas y añadimos algo de salsa.
The End.
Podemos acompañar de
cualquier cosa, os sugiero unos pimientos salteados.
Se trata de una comida que admite cierta creatividad, podéis completar el relleno con casi todo lo que se os ocurra.
Huevos, zanahorias, trufas, nueces, manzana, pasas...
Se trata de una comida que admite cierta creatividad, podéis completar el relleno con casi todo lo que se os ocurra.
Huevos, zanahorias, trufas, nueces, manzana, pasas...
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