Esta extraordinaria comida
es otro de los grandes clásicos de la Dieta Mediterránea, muy consolidada
en el recetario tradicional de la cocina popular española.
Su preparación tiene como
base una de las técnicas de conservación más conocida en la
historia.
El escabeche.
Una sencilla alquimia que mediante el uso del vinagre consigue que muchos alimentos perecederos mantengan sus características e incluso mejoren su sabor.
El escabeche.
Una sencilla alquimia que mediante el uso del vinagre consigue que muchos alimentos perecederos mantengan sus características e incluso mejoren su sabor.
La responsabilidad recae
también los condimentos tradicionales de esta comida. Laurel, pimienta y pimentón.
Unas especies que no solo
aportan su singular sabor, son además unos excelentes conservantes.
Estas sencillas
características nos están contando que el escabeche es una forma de cocinar
alimentos perecederos, un recurso antiguo que tiene memorables preparaciones
que van desde carnes y caza, pescados, moluscos y verduras.
Desde este origen práctico, llegar a disfrutar del extraordinario sabor que se consigue con estas preparaciones es parte de nuestra historia.
Ya hemos estado hablando en
este blog de muchos parientes del
escabeche que encontramos con multitud de ingredientes, en cualquier latitud y
cualquier cultura.
El adobo andaluz a base de
pimentón, los marinados y ahumados de pescado del norte de
Europa, los ceviches caribeños. Aliños, salazones y confitados,
y tantos otros que llenan los recetarios tradicionales.
El escabeche es originario
de Persia, utilizado para cocinar carnes y aves, desde donde se ha prodigado
por el área del Mediterráneo y los
países donde los rigores de un clima caluroso avivaron el ingenio para poder conservar
alimentos perecederos.
Felipe II en El Banquete delos Momnarcas. Sanchez Coello 1.596 |
Los escabeches tienen un
merecido prestigio, han formado parte de legendarias comidas y notables recetarios
antiguos.
Estaban en las mesas de
reyes y glotones reconocidos.
Están en las leyendas y en
los oráculos del yantar.
Ya en Los Cuentos de Las Mil y Una
Noches ya se habla de un delicioso guiso aromatizado con vinagre.
Los gotosos Habsburgo y una buena parte de la corte del Sacro Imperio Germánico dieron buena cuenta de los escabeches.
Es más que
reconocida la afición del emperador Carlos V por las perdices en escabeche.
Incluso el propio Alejandro Dumas en su Diccionario de Cocina nos habla de
un escabeche de liebre con azafrán y pimentón, ajustando con su habitual
exactitud la proporción entre ambas especies.
Es este interesante autor
quien nos da la clave del delicado equilibrio entre los sabores.
Los escabeches suelen tener un
color anaranjado o rojizo característico, consecuencia del uso del azafrán en
su origen persa y la introducción del pimentón en su elaboración a partir del
siglo XVI, cuando empieza a formar parte de la dieta habitual de las cocinas
europeas. Llegando así hasta nuestros días, donde es un ingrediente importante,
sobre todo en los afamados escabeches españoles.
Para recuperar esta receta
tradicional vamos a cocinar un escabeche de
sardinas, como un pequeño homenaje a los orígenes de esta deliciosa
comida allá por el siglo XIV, en los anales de la ciencia de la cocina.
Llibre del Coch. (Cataluña1.520) Edición impresa del
manuscrito de Sent Soví
Editada en Toledo hacia 1.525 por petición expresa del
Emperador Carlos V.
|
Se tiene referencias
concretas del guiso de escabeche de pescado frito en el
interesante manual El Libro de los guisados de Ruperto de Nola allá por
el siglo XVI.
Una preparación recuperada por
este autor en la primera edición en lengua catalana de 1.520, del recetario
medieval anónimo Llivre de San Sovi de 1324, donde se da referencias de tres comidas
con escabeche entre las doscientas que componen este interesante manuscrito
medieval.
Los ingredientes son
sencillos pero concretos.
El pescado unas sardinas,
es la base de nuestra comida.
Este interesante pescado
azul, muy abundante en nuestros mercados, del que ya hemos estado contando
cosas en Sardinas Al Estilo Del Mediterráneo.
.
Para acompañarlas, cebolla
abundante.
Las especies imprescindibles
ya están contadas. Laurel, pimienta negra y pimentón.
Es muy habitual cocinar estos
platos con algunas verduras de temporada, como alcachofas, cardos o zanahorias,
que nos van a ayudar a matizar el sabor del pescado y suponen una delicia al
resultar confitadas con esta maceración de sabores.
En esta ocasión utilizaremos
algunas zanahorias.
Delantal.
Las proporciones son
intuitivas, por daros una idea por un kilo de sardinas, dos cebollas y
dos zanahorias.
Primero limpiar las sardinas.
Ya aprendimos a hacerlo en
nuestra otra receta, nada difícil si lo hacemos con un cierto método que
consiste en eliminar las vísceras con un corte en el vientre, e ir abriéndolas
para retirar la espina central despreciando al cabeza.
Dejamos las sardinas en frío con
algo de sal para que absorba a humedad del pescado.
El escabeche necesita un
proceso previo que consiste en freír el pescado rebozado en harina
y huevo, es un paso decisivo ya que este envoltorio será definitivo para poder
absorber los interesantes sabores de nuestro condimento.
Necesitamos una sartén
amplia con un fondo de aceite abundante.
Como todos los fritos la
paciencia y un cierto ritmo nos ayudan a un buen resultado.
El proceso es sencillo,
preparamos un cacharro con harina y otro con huevo
batido.
El orden tiene cierta
importancia.
Si impregnamos el pescado en
harina
y después en huevo batido conseguiremos que al freírlas tengamos más volumen
al resultar la masa más esponjosa.
Vamos friendo las sardinas por
ambas caras y dejamos reposar, ya hemos contado que seguir una secuencia nos
ayuda a terminar este proceso sin esfuerzo.
Mientras se fríe la primera
tanda preparamos la segunda, vamos dando la vuelta y así sucesivamente hasta
terminar.
No debemos tener el aceite
demasiado caliente, es un equilibrio sutil para llegar a conseguir el punto
exacto en nuestra fritura.
Dorada y algo crujiente.
Reservamos el aceite utilizado una vez colado.
Ahora comenzamos el
escabeche.
Vamos cortando la cebolla,
conviene dejarla en trozos no demasiado grandes de un tamaño homogéneo.
Cortamos también la zanahoria
pelada en porciones lo más finas posibles.
Os sorprenderá el delicado
sabor de esta verdura en el escabeche.
Usamos un cacharro
amplio donde calentaremos el aceite colado de la fritura
añadiendo algo más crudo.
Comenzamos con las especies.
El laurel, la pimienta
negra en grano y algo de clavo. Ya hemos comentado que
cocinando las especies aprovechamos su aroma.
Añadimos algunos ajos pelados
y dejamos confitar a fuego suave.
Es el momento de la cebolla
dejando cocinar con paciencia tapada para que no pierda su delicioso sabor.
Cuando este algo cocinada
añadimos la zanahoria al resto de ingredientes y dejamos cocinar tapado con
paciencia hasta que estén algo tiernas.
Ahora añadimos el
pimentón dejado tostar en el aceite sin que llegue a quemarse, la
proporción es importante debe ser abundante pero no excesivo para que su sabor
sea sutil.
Por daros una idea entorno a
una cucharada de café para las proporciones de nuestra comida.
Sobre nuestra mezcla añadimos
las sardinas de forma ordenada dejando la piel hacia arriba para que la
carne se impregne bien del sabor de nuestra salsa.
Es el momento e nuestro ingrediente
mágico. El vinagre.
Es conveniente usar un
vinagre de buena calidad, aunque preferiblemente sin ningún tipo de matiz de los
que tanto gustan a la cocina contemporánea.
Un simple buen
vinagre de vino.
La proporción de nuevo muy importante
para conseguir el equilibrio justo de sabor ácido, como regla sencilla usar un
vaso de agua de mesa y añadir la medida de un dedo de vinagre y el resto llenarlo
e agua clara.
Cubrimos con nuestra mezcla y dejamos cocinar a fuego bajo durante unos 20 minutos.
Debemos vigilar la
proporción de líquido, porque la fritura absorberá una parte importante de
nuestra salsa, este es uno de los secretos de esta alquimia.
Dejamos reposar hasta que se
enfríe.
The End.
Se trata de una comida que
se suele tomar a temperatura ambiente a la que le viene muy bien algo de
reposo, incluso es aconsejable dejarla unas 24 horas.
Os sorprenderá el delicado
sabor algo picante, ácido y dulce de esta reliquia. Todo un manjar de tiempos
antiguos.
El escabeche se puede
cocinar con otros pescados, desde los atunes, melvas y caballas a otros
pescados blancos.
La preparación es siempre la
misma, incluso para las afamadas
perdices de La Mancha, por no hablar de otras carnes como el conejo o la caza.
Buena prueba de esta versatilidad es el interesante recetario de escabeches que se extiende por toda Sudamérica.
Buena prueba de esta versatilidad es el interesante recetario de escabeches que se extiende por toda Sudamérica.
Con esta sencilla formula ya
podéis atreveros a sorprender a vuestros invitados.
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