jueves, 28 de noviembre de 2013

Potaje De Garbanzos Y Tagarninas.





Esta es una de esas preparaciones de otoño que marca el tránsito hacia las reconfortantes comidas de invierno. Sus ingredientes nos indican que se acerca el solsticio de invierno.
Es una comida de campo de verdad.
Una comida silvestre, porque su ingrediente principal y característico es una planta salvaje.

La tagarnina.


No todo el mundo conoce esta especie de cardo de tamaño pequeño y espinoso, no solo porque solo se cría en el área mediterránea meridional y templada, sino que además, es posible que pase desapercibido para los no iniciados en la recolección de este manjar.



Como casi todos los cardos su utilización tiene origen en el aprovechamiento del látex que desprende su savia para el cuajo de leche en la elaboración de quesos.
De ahí un paso a  consumirla en guisos y sopas desde bastante antiguo.

La tagarnina no es la única planta silvestre que podemos comer, la misma alcachofa, la rúcula y el cardo común son sus parientes.

Esta planta comestible tiene un aporte importante de fibras y vitaminas, muy pocas calorías. 
Es además un potente diurético natural. La raíz cocida se considera medicinal.

Vamos a cocinar esta interesante planta de druida.




Necesitamos unos garbanzos de buena calidad.

Ya dedicamos una merecida atención a estas pequeñas reliquias en este blog en el apartado denominado Las legumbres el prodigio ancestral.

Un tercer ingrediente de nuestra comida es algo de morcilla tierna,

Solo recordar la importancia ancestral de este embutido en la gastronomía, constituyendo una de las preparaciones antiguas más nutritivas y sabrosas que se conocen.

También  le dedicamos su reconocimiento en este blog hablando de una de sus variedades más conocidas. La Morcilla de Burgos.

Como veis estamos hablando de nuevo de una comida completa. 
Hidratos de carbono, grasas, proteínas y verduras.

Solo faltaría completarla con un buen pan que nos garantice nuestra dosis de cereales.

También hay que pensar en un agradable vino sencillo para cuadrar este círculo perfecto.


Delantal.




La noche anterior los ponemos a remojo los garbanzos en agua fresca, a ser posible sin cloro.

Ante todo vamos a hacer una preparación previa importante, uno de los secretillos de esta comida,  y de alguna más.




Como siempre os recomiendo para cocinar al legumbres la olla exprés.

Necesitamos unos trozos de pan algo duro, unas almendras crudas y dos o tres dientes de ajos pelados cortados en láminas.

Sobre la misma olla, sobre un fondo de aceite doramos ligeramente estos ingredientes, hasta que el pan esté crujiente.

Retiramos y dejamos en un mortero para triturarlos y añadirlos después a nuestra marmita.


Ahora cortamos fino el puerro, también podéis usar una cebolla. 
Lavamos bien las tagarninas y las troceamos pequeño.

Reservamos escurridas.



Añadimos al aceite caliente, rallamos un tomate y añadimos la morcilla sin piel troceada. 
Añadimos también algo de pimiento choricero o pimentón al final.

Es el momento de nuestras especies, algo de pimienta negra y laurel.
No le sobra algo de comino. 
Es también un guiso de algo de vino bueno.


Dejamos sofreír con paciencia a fuego lento, debe quedar una masa homogénea y menuda.

Cuando esté en su punto añadimos las tagarninas y los garbanzos y cubrimos de agua.


Cerramos la olla y cocinamos en torno a ½ hora. Ya sabéis que con las legumbres la sal al final.


Abrimos la olla. Es conveniente reducir el guiso a fuego lento, incluso algo de reposo mejora mucho y acentúa el sabor de los ingredientes.




The End

Podéis añadir algo de huevo duro picado y un buen vinagre una vez servido para el que le guste.


Es una comida para un día que traiga frío.




Podéis acompañarla de una ensalada sencilla y también de algún encurtido de sabor intenso, os ayudara a saborear este delicioso regalo de la naturaleza.


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