Nuestra preocupación por
comer sano es cada día mayor, la forma de vida sedentaria ha supuesto que
tengamos que vigilar nuestra alimentación.
Todo es más rápido y más
inmediato, incluida nuestra comida, que ha sufrido la misma transformación que
nuestra manera de vivir.
La falta de tiempo y el
alejamiento de los lugares de producción de recursos nos han llevado a una
forma de comer que ha descuidado en gran medida todo el equilibrio de la
sabiduría ancestral de la buena comida, elaborada en el entorno de la cocina
tradicional familiar y su localización.
Pero todo este recorrido ha
tenido su punto de inflexión.
Desde nuestra época miramos
con nostalgia y con interés la vieja alimentación tradicional vinculada a los
productos, sus estaciones de consumo natural y las formas de cocinarlos de cada
región.
Una de las formas de comer
más valoradas hoy en día, como paradigma de salud y equilibrio, es la conocida
como dieta
mediterránea, que engloba de forma genérica todo el recetario
tradicional de los países que bordean este mar.
Desde Turquía a España, en ambas orillas de este mar doméstico,
encontramos una serie de invariantes referidos a productos y formas de
cocinarlos, que con el poso del tiempo han llegado a ser de una enorme
elaboración cargada de inteligencia y buen hacer, que no solo es capaz de sacar
el mejor provecho de nuestros alimentos, además ha tenido tiempo de recrearse y
llegar a ser una forma más de cultura bastante sofisticada.
Desde las legumbres, frutas,
verduras y hortalizas, aceites, pescados y carnes, frutos secos, vinos.
Una lista enorme que
asociamos a una buena calidad de alimentación y de vida.
Hoy vamos a investigar una
de estas comidas.
La escalibada es una
denominación de las lenguas vernáculas antiguas del levante español. Se refiere
en realidad la definición de asar al
rescoldo del fuego doméstico.
Nada más antiguo, casi
arqueología.
En la actualidad es un plato
muy localizado en Cataluña aunque podemos encontrarlo en todos las zona de
influencia del antiguo reino de Aragón.
No es difícil descubrir
además bastantes parientes cercanos repartidos por las zonas de influencia de
este antiguo feudo, desde Mallorca a Italia.
La explicación es muy
sencilla, tanto como sus ingredientes.
La escalibada supone una
acertada combinación de hortalizas que mediante su cocinado lento, a fuego
constante, permite obtener todo su sabor con plenitud.
Efectivamente nada más sencillo,
en definitiva la calidad de un buen
producto perfectamente manipulado.
La base de la escalibada
es la berenjena, una hortaliza muy presente en este blog y de la que ya hemos hablado en
muchas ocasiones.
Acompañan a este manjar, el pimiento
rojo, la cebolla y el tomate. En algunas ocasiones se une
a este festejo el ajo, que también asado aporta un sabor extraordinario.
En realidad este plato
admite bastantes variaciones partiendo de una base de asar las hortalizas con
su piel y unirlas, ya reposadas, con la ayuda de algún condimento para tomarlo
a temperatura ambiente.
Es un plato frío.
Normalmente se toma mediante
un aliño de aceite, sal y vinagre, en algunos casos se añade el ajo crudo muy
picado.
A partir de este soberbio
resultado las posibilidades aumentan de forma múltiple añadiendo casi todo lo
que se nos ocurra.
Es muy común utilizar algún
tipo de salazón de pescado, preferiblemente anchoas, para completar esta
comida.
Delantal.
La proporción puede ser
relativa, yo aconsejo un pimiento de asar,
un tomate maduro y media cebolla por cada berenjena, pero vosotros mismos
podéis decidir si tenéis preferencias por alguna hortaliza y alterar esta
proporción.
Como siempre que manejamos la
berenjena hay que eliminar su jugo amargo, recordamos que lo mejor es partirla,
en este caso de forma longitudinal, sin desprenderé el tallo y cubrirla con
abundante sal gruesa y dejarlas escurrir durante al menos dos horas.
Los pimientos se lavan bien,
conviene hacerles un corte longitudinal para que el calor del asado llegue e a
su interior.
La cebolla pelada y cortada
en trozos grandes.
Cuando tengamos nuestra
berenjena bien enjuagada empezamos a preparar nuestras verduras.
El proceso de asado debe
parecerse todo lo posible al obtenido mediante los rescoldos de un buen fuego,
lo más práctico es usar nuestro horno, o bien una cazuela honda con tapadera.
Untamos las hortalizas con
un poco de aceite, también utilizamos algo de aceite para el fondo de nuestro
cacharro que estará bien impregnado.
Añadimos un poco de sal gruesa para mejorar la cocción.
Las hortalizas se colocan de
forma ordenada previendo que tendremos que darles la vuelta algunas veces,
colocamos al fuego tapado y dejamos cocinar a fuego medio.
Aunque es una comida que
necesita paciencia conviene marcar un cierto ritmo y cada cierto tiempo dar una
vuelta a nuestras verduras para que se hagan bien por todos sus lados.
Necesitaremos en torno a 1
hora aproximadamente, con lo cual podemos distribuir nuestro tiempo en cuatro
veces.
Una vez terminado dejamos
reposar y enfriar,
Notaremos que parte de la piel de los pimientos se desprende
con facilidad si lo hacemos aun algo calientes nos será más fácil.
Lo mismo ocurre con el
tomate.
Desprendemos también la
carne de las berenjenas dejando la piel y el tallo.
Ya tenemos lista nuestra
comida.
Hay costumbre de eliminar las semillas de nuestras hortalizas, a mi
personalmente no me importa que algunas formen parte de ella.
Lo habitual es distribuir
nuestros ingredientes en porciones alargadas de forma alternativa y aliñarlas
con cierta antelación con algo de aceite, sal incluso un poco de vinagre.
Es en este momento donde
comienza una cierta deriva en este plato, pudiendo utilizar algún condimento
más en nuestro aliño, como algo de ajo crudo muy menudo, o incluso alguna
hierba aromática suave como orégano si se va a tomar como ensalada.
A partir de aquí podemos llegar
incluso a sabores más exóticos del Magreb si utilizamos comino, cayena o
pimentón dulce con algo de limón.
Los delicados y suaves
sabores de estas hortalizas también combinan a la perfección con salazones y
ahumados de pescado, siendo muy común tomarla con anchoas, constituyendo así una magnifica comida.
En realidad la escalibada os va a permitir explorar el apasionante mundo de los sabores y las
posibilidades de mestizaje de este interesante plato con carnes, pescados y otros
tantos como nuestra intuición nos permita.
The End.
La escalibada es un plato fundamentalmente de verano, pero también podemos disfrutarlo en otra época del
año gracias a la producción de invernadero de estas hortalizas tan habituales
en nuestras cocinas.
Este plato forma parte
fundamentalmente de la cocina popular, pero ha logrado traspasar este ámbito y
gracias a su acertado sabor y a sus enormes posibilidades como comida sana, ha
llegado al gran mundo de la cocina elaborada.
No resulta difícil que sus
ingredientes formen parte de pasteles salados y pudines, que no hacen sino
ayudar a potenciar aún más su delicada combinación de sabores y texturas.
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