Parece ser que esta elegante
comida debe su nombre al señor Anatole Demidoff. (1.813 - 1.870)
Descendiente de una
importante familia dedicada a la siderurgia,
que logró amasar un vasto imperio económico en la región rusa de los Montes Urales.
Lo que permitió al señor
Demidoff vivir la mayor parte del tiempo en París o en Florencia, en la villa San Donato, construida por su padre cuando fue embajador de Rusia en la corte
Toscana.
GRABADO DE LA VILLA SAN DONATO |
Y dedicarse por completo al mundo del arte que era una de sus grandes aficiones.
Fue un gran entusiasta de la
vanguardista pintura romántica, así como un admirador de Napoleón Bonaparte lo que le llevó
a casarse con la princesa Mathilde Bonaparte, sobrina del
general-emperador.
El regio matrimonio le
supuso a Anatole la concesión del título de primer Príncipe de San Donato, por
parte del Duque Leopoldo II de Toscana. Para no desmerecer el rango de su
futura esposa.
Desgraciadamente ni el
título ni el matrimonio tuvieron un final demasiado feliz.
COMEDOR DE MATHILDE BONAPARTE CUADRO DE CHARLES GIRAUD 1.859 |
Fue un auténtico folletín de la época.
El largo y costoso pleito de separación supuso al príncipe
pagar una cuantiosa renta anual, la pérdida de los bienes que había entregado a
su mujer. Su desprestigio social y tener que vivir fuera de Rusia.
La madre de
la princesa Mathilde era prima del Zar Nicolás I de Rusia.
LA VILLA SAN DONATO EN LA ACTUALIDAD. TRAS SUFRIR LOS ESTRAGOS DE LA II GUERRA MUNDIAL |
Lo cual no fue impedimento para que estos
señores, aún separados, vivieran en Paris la mayor parte de su vida y que
disfrutaran de todos los placeres que suponen el pertenecer a la elite social
del momento.
Anatole fue un gran amante
del lujo y la vida cosmopolita. Y no cabe duda de que tuviera ocasión de
disfrutar de los placeres de la buena mesa.
Resulta además curioso que
fuera hijo de la baronesa Elizabeth Stroganoff. Todo queda en casa. (sic)
Parece ser que esta
estupenda receta tiene un nombre muy merecido.
Esta comida es bastante
sencilla. En realidad es un entremés, con el único inconveniente de que uno de
sus ingredientes puede resultar bastante caro. El caviar.
El blini es una especie de tortita hecha de harina, huevo, nata, y levadura originaria de Polonia, Bielorrusia, Rusia. y Ucrania.
Suele usarse para
acompañar salazones y pescados ahumados como, salmón, arenques, trucha, esturión y huevas de pescado, se acompaña con nata agria (crème
fraîche)
Es una forma de tomar el caviar.
Se trata en definitiva de la
mezcla de texturas y sabores, entre las huevas del pescado, acompañadas de
crema agria, como catalizador del posible indigesto pescado no cocinado y el sabor anodino
y suave de estos afamados blinis.
Esta comida supone un magnifico entrante, sobre todo para una cena.
Permite tenerlo preparado
con cierta antelación. Incluso podemos servir los ingredientes por separados en
un bufé. Lo cual nos facilita la organización de nuestra comida.
El caviar lo podemos encontrar en comercios especializados, hay bastantes importadores que ofrecen todo el espectro de calidad/precio.
En España tenemos un caviar de cría en cautividad de la variedad beluga de bastante calidad, que se comercializa como ecológico, en las piscifactorías de Riofrío, en Granada cerca de Loja, dedicadas tradicionalmente a la cría de truchas desde los años 50 del pasado siglo.
Si las huevas de esturión nos resultan caras, también podemos plantearnos usar otro tipo de producto similar más asequible.
Os recomiendo huevas de arenque o de salmón.
También en España existe una
de las producciones de alternativas al caviar más apetecible. Avruga.
Desde el año 1.987, la empresa murciana Pescaviar ha conseguido una semiconserva sin aditivos, tan solo zumo de limón, algo de sal, y tinta de calamar, mediante un proceso de pasteurización, realizada con huevas de arenque golden importadas del Mar del Norte, con un resultado más que satisfactorio.
La diferencia de precio con
las huevas del tímido esturión es abismal, es 100 veces inferior.
Hay que reconocer que la forma de
tomar el caviar de esta receta debe ser consecuencia de consumirlo abundantemente de forma
habitual.
Delantal.
Los blinis es lo más laborioso, hay que prever un cierto tiempo ya que la masa tiene que fermentar.
Voy a explicaros una forma de hacerlo que corresponde a la receta original, aunque se trata en definitiva de una especie de crep con algo de emulsionante para que la masa quede más esponjosa.
Aunque existen blinis precocinados, os aconsejo probar a hacerlos vosotros, al
principio cuesta un poco, pero podéis llegar a elaborarlos sin dificultad.
Para la masa necesitamos una taza pequeña del tamaño de café de harina y otra de fécula de maíz. Se mezclan con la levadura, a ser posible de pan, unos 10 o 15 gramos. Dejamos reposar un poco
Mezclamos estos ingredientes
con dos huevos, solo una de las claras. Se amasa bien y se deja reposar en
un sitio templado y sin corrientes.
Esta masa tiene que fermentar
y aumentara de volumen.
Cuando tengamos la masa lista, preparamos dos claras de huevo montadas a punto de nieve. Y un poco de nata. Añadimos algo de mantequilla o aceite y un poco de sal.
Lo mezclamos todo despacio
con una espátula hasta que quede homogéneo.
Necesitamos una sartén anti
adherente, un fondo de aceite y mantequilla juntos.
Usaremos un molde para
facilitar el trabajo, es conveniente que este bien engrasado.
Os aconsejo que tengáis un
cacharro con aceite donde sumergir la punta del molde y así poder aplicarlo con
facilidad.
Cuando este caliente la sartén colocamos el molde y vertemos dentro un poco de la masa.
Necesitamos un fuego
moderado, veremos como la masa va cambiando de color. Conviene tener a
mano una espátula para despegar la masa de la pared del molde si hiciera falta.
Hay un momento en que podemos dar la vuelta al molde sin dificultad. Entonces tostamos el otro lado ya sin molde, mientras volvemos a impregnar el molde con aceite para el próximo.
Vamos dejando los blinis en un sitio tapado para que no se enfríen demasiado.
Con estas cantidades tenemos para unas seis unidades.
Esta operación es bastante
fácil de hacer con un poco de práctica. Os animara ir probando los que salgan
mal, y comprobar que merece la pena dedicarles un poco de tiempo.
Hay que pensar que esta
especie de tortitas suaves y esponjosas, nos pueden servir para otras
muchas comidas, incluso para alguna merienda.
Ahora viene lo fácil.
Tenemos que montar la nata, en realidad la receta original es con nata agria, que no es fácil de encontrar siempre, salvo en países anglosajones y por supuesto en la tierra de los blinis.
No tiene nada que ver con la
nata tradicional, es más parecido aun fermento de leche.
Hay algunas formas se hacerla a partir de crema fresca yo os aconsejo mezclar la nata con un poco de yogur natural y montarla con unas varillas, no hace falta añadirle nada más.
También se puede hacer
añadiéndole un poco de zumo de limón y dejando reposar.
Conviene tener la nata montada con antelación y reservada en el frigorífico.
Conviene tener la nata montada con antelación y reservada en el frigorífico.
Ponemos los blinis sobre una fuente
distribuidos de forma regular, colocamos sobre cada uno de ellos un parte de
caviar y otra de la crema montada.
Hay ocasiones en que la nata se puede sustituir por queso fresco de untar, es quizás el derivado lácteo mas parecido a la nata agria. conviene que este a temperatura ambiente para que su textura resulte algo mas cremosa.
En la receta original tenemos que añadir a esta comida un poco de cebolla picada, yo no soy partidario, si no estamos seguros de tener una cebolla de un sabor dulce y suave.
Si os apeteciera el punto de la cebolla os aconsejo picar la cebolla muy fina, o mejor rallarla y macerarla con zumo de limón para matizar el sabor fuerte de su jugo. (Este es un recurso de la cocina ecuatoriana y peruana)
Añadir solo un poco sobre el caviar.
The End.
👏🏻 Gracias por la receta; no parece muy complicado hacerlos. Saludos.
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