Vamos a ver qué podemos
hacer con algo de bacalao.
El bacalao es un pescado
antiguo, acompaña al hombre en sus despensas desde hace mucho tiempo.
Fundamentalmente por la forma de conservarlo, en salazón. Es quizás el pescado
por excelencia conservado en sal. Aunque no el único.
La salazón del bacalao es
originaria de Noruega, desde donde se exporta desde tiempos inmemoriales,
siendo muy popular su consumo en Italia, España y Portugal.
Posiblemente acompaño a los
Normandos en sus conquistas mediterráneas hacía el año 1.000.
No es difícil recordarlo en
multitud de bodegones de cocina repartidos por los museos.
El bacalao supone no solo
una delicia para la cocina por el sabor y la calidad de su carne, además su
consumo es muy beneficioso para la salud.En especial el aceite de su hígado, que durante mucho tiempo ha tenido usos medicinales.
Dentro del denominado
bacalao común, o de Noruega, existen dos especies distintas que podemos
encontrar habitualmente.
El de océano, y el más cercano a la costa de tamaño algo menor.
El de océano, y el más cercano a la costa de tamaño algo menor.
Se pesca en los caladeros de
Terranova y Gran Sol desde prácticamente el siglo XVI.
En el mercado lo podemos
encontrar, salado, congelado y fresco.
Tanto sus lomos como las
cocochas.
Hay muchas formas de cocinar
el bacalao, todas excepcionales. Vamos a ver algunas.
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