Quiero
decir que es una receta para los iniciados en la cocina, que empiezan a
intentar saber qué es eso de preparar su propia comida, y que además resulte
buena.
No
pocas recetas estupendas tienen como base multitud de platos precocinados,
conservas y semiconservas. La cuestión es saber elegir la calidad, basada
fundamentalmente en la naturaleza de los ingredientes.
Ya
sabéis que para muchos cocineros la comida se empieza a preparar en el mercado.
Algo de razón hay.
Algo de razón hay.
Bueno,
pues esta comida lleva dos ingredientes ya cocinados, ambos de bastante
calidad, sobre todo uno de ellos. Las alcachofas.
Las
alcachofas, otra
simpleza increíble, un cardo de aspecto anodino que nos ofrece un fruto
extraordinario.
Su
cultivo es muy antiguo proveniente de la cuenca del Mediterráneo, de hecho es
una planta casi silvestre, podemos pasar por su lado sin apenas mirarla, tiene
multitud de parientes, aún más sencillos en la mayoría de los campos.
Parece
ser que deriva del cardo borriquero común, que tras su cultivo prolongado en el
tiempo ha dado lugar a la alcachofera.
Sus
ventajas, muchísimas, no solo el aporte de fibra, su parte importante de sales
minerales y vitaminas. Además este fruto tiene una serie de componentes que son
un prodigio para la salud.
Desde
limitar la absorción de grasas en el intestino, a favorecer la función del
hígado, así como un potente diurético.
Al
igual que su pariente silvestre el cardo, esta planta es un potenciador del
cuajo de la leche para la elaboración de quesos, los llamados quesos
de flor.
Para
los aficionados a lo rustico, es posible que alguna vez hayáis visto una cardo
de alcachofas en flor. Ya entonces es posible adivinar su extraordinaria
calidad de sabor, textura, versatilidad y propiedades beneficiosas.
Puede resultar una de las flores más bonitas que se pueden ver. Desde una forma perfectamente geométrica de un color elegante verde pardo aparecen los estambres de un azul matizado intenso.
Puede resultar una de las flores más bonitas que se pueden ver. Desde una forma perfectamente geométrica de un color elegante verde pardo aparecen los estambres de un azul matizado intenso.
De hecho en Mallorca hay una especie de cardo que se cultiva de forma ornamental. Se trata de una variedad de alcachofa de tamaño pequeño y sabor dulce que paso, desde antiguo, a formar parte de los jardines.
Es
además una planta anual que no necesita resembrarse vuelve a brotar con todo su
esplendor después de su sueño
invernal.
En
esta ocasión vamos a tomar unas alcachofas que vienen preparadas para su
consumo, ya elaboradas desde los puntos de recogida. Es lo que en alimentación
se llama quinta gama. (V gama) Es decir un producto elaborado desde su misma
recogida, preparado y envasado para consumir directamente en nuestras casas.
Se
trata de alcachofas ya peladas y cocidas conservadas en aceite y sal, sin otros conservantes.
Las que voy a utilizar están elaboradas concretamente en Cantillana, en la vega del río Guadalquivir.
Las que voy a utilizar están elaboradas concretamente en Cantillana, en la vega del río Guadalquivir.
Nuestro
otro ingrediente, las conocidas como gulas.
Es
un preparado a base de proteínas de pescado y vegetales, sal, tinta de calamar,
aceite y otros componentes naturales.
Se
trata de una comida que lleva en nuestros mercados no demasiado tiempo, unos
quince años, y que surge como un sucedáneo de las angulas, tanto de aspecto
como de sabor.
Fue
precisamente creado por una empresa del norte de España que se dedicaba a la comercialización
de las angulas, y ante la inminente escasez de este frágil pescado se empezó a plantear
la creación de un sucedáneo de calidad.
Pero
ha ido ganado terreno, no solo por la abundante y acertada publicidad, también
por su precio y un reconocido valor alimenticio que aúna unas características
bastante saludables con unos resultados satisfactorios en nuestras cazuelas.
También
tiene sus detractores, a los habituales a la comida fundamentalmente
natural nos cuesta trabajo utilizar esta
clase de productos. En mi caso, reconozco sus méritos y que algunos platos
preparados con las gulas están
bastante bien. Este es uno de ellos.
Delantal.
Sacamos las gulas de su envoltorio, las colocamos en un escurridor y removemos para que se queden sueltas.
Sobre
un fondo de aceite sofreímos los ajos cortados en láminas, no demasiado,
entonces añadimos las gulas y dejamos hacer lentamente.
Cortamos
las alcachofas en cuatro trozos suelen ser bastante tiernas, hay que hacerlo
con cuidado.
Cuando
las gulas estén algo hechas añadimos las alcachofas y removemos con cuidado con
un utensilio suave, añadimos algo de vino blanco seco, pimienta y un toque muy
suave de pimentón, preferiblemente picante, pero apenas nada.
Dejamos
al fuego moderado hasta que las alcachofas estén algo doradas sin que se
deshagan. Tenemos que mezclar muy bien.
La
sal con moderación, ambos ingredientes la tienen en su elaboración.
Aunque
estamos usando dos comidas que ya están cocinadas, si utilizamos este orden al
cocinar los ingredientes conseguiremos que las alcachofas no se desmenucen y
queden enteras.
Podéis
prepararlo con antelación, permite recalentarlo.
Es
un plato que podemos tomar como entrante para una cena. Aunque
también resulta agradable a medio día, acompañado por unos pimientos del
piquillo con un aliño suave.
The
End.
Cualquier vino ira bien. Un blanco por el ligero sabor a pescado y un tinto por el contraste de sabor de las alcachofas.
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