lunes, 7 de septiembre de 2015

Sardinas Al Estilo Del Mediterráneo.





Traemos a nuestras mesas la sardina, uno de los pescados más populares y saludables que se encuentran por las lonjas y mercados de las costas de clima templado.

La sardina es un pescado de tamaño pequeño muy abundante en prácticamente todos los mares cálidos del mundo, que durante la estación de verano sube a la superficie buscando las aguas templadas por el sol abundantes en fitoplancton.

Su migración se realiza habitualmente en cardúmenes y bancos donde se reúnen una gran numero de ejemplares para protegerse de los depredadores, lo cual ha propiciado que su pesca masiva se lleve realizando desde hace mucho tiempo, constituyendo una base importante de la alimentación en multitud de países.

La sardina es otra de las reliquias gastronómicas que acompaña al hombre desde antiguo, su consumo está generalizado, no solo frescas sino en la enorme diversidad de conservas, siendo algunas de las más valoradas las de la costa de Portugal, España, Italia y el norte de África, siguiendo la ruta de las antiguas industrias de salazón de pescado romanas.







La sardina es un pescado graso cuyos beneficios para nuestra salud son debidos fundamentalmente al renombrado ácido omega-3, además de su alto contenido en fósforo, proteínas y vitaminas. 
Como curiosidad ya hemos comentado en alguna otra receta que las sardinas en conserva tienen un aporte extra de calcio ya que la espina central de este pescado se funde con su carne en este tipo de preparaciones.





Es recomendable su consumo en las épocas cálidas de verano donde su proporción de grasa es mucho mayor debido a que las buenas temperaturas propician la abundancia materia orgánica de la que se alimentan.


Esta sencilla receta es muy común en todo el Magreb, donde os resultara fácil encontrarla en cualquiera de los sencillos restaurantes a pie del mar tan abundantes por toda la costa.

Normalmente estará cocinada como un tagin.


Delantal.


Necesitamos algunas sardinas de buen tamaño y con bastante carne, lo mejor es buscarlas en temporada.
No será difícil en cualquier costa meridional durante la estación cálida.

Par acompañarlas unas hortalizas también de temporada.
Tomates, pimientos y cebolla.


La proporción es relativa, hemos de procurar que las hortalizas cocinadas sirvan de lecho y puedan cubrir a nuestras sardinas.

Un primer paso es limpiar el pescado, cuanto menos espinas tengan mejor será el resultado.
Este proceso no resulta difícil si seguimos unos pasos sencillos.
Con la mano eliminamos los despojos de la sardina mediante una abertura en su vientre, seguimos abriéndola con cuidado de no deshacerla.
Si seguimos usando la mano abrimos bien la sardina y con cuidad retiramos la espina central.






Una vez limpias las maceramos con zumo de limón y dejamos reposar en un sitio fresco.
Os aconsejo no utilizar sal porque el pescado ya contiene bastante.




Ahora le toca el turno a nuestras verduras, troceamos bien los pimientos, el tomate y la cebolla en trozos regulares.

Sobre una sartén amplía con un buen fondo de aceite añadimos algún diente de ajo partido y sofreímos las verduras juntas, lo hacemos con algo e paciencia dándoles la vuelta de vez en cuando.






Cuando notemos que están cocinadas añadimos algo de agua y dejamos cocer a fuego moderado sin tapadera hasta que resulte un guiso homogéneo. 
No necesitamos demasiado tiempo para preservar las propiedades de nuestras verduras.






Vamos encendiendo el horno a fuego fuerte.


Sobre un cacharro refractario distribuimos una primera capa de nuestras verduras.

Colocamos las sardinas de forma ordenada sobre este fondo y las cubrimos con algunas rodajas de limón y con el resto del sofrito.





La sal debe ser moderada, a vuestro gusto, las sardinas tienen ya su aporte de yodo y otros minerales.


Antes de cocinar es el momento de los condimentos.

Este plato necesita algunas especies para potenciar su sabor, es el momento de jugar con nuestra comida y tener alguna creatividad.

Aunque son imprescindibles algo de ajo y pimienta negra molida, la lista puede alargarse de forma insospechada y el sabor especial que apreciamos en los sencillos restaurantes de playa se debe a condimentos como el jengibre, la alcaravea, el sésamo, la canela, el cilantro, el tomillo, la menta o la cúrcuma entre otros.

Todos ellos son la esencia de los sabores del Magreb.

Decidís vosotros mismos.






Colocamos en el horno, no necesitamos mucho tiempo, apenas nada.

Este palto es el perfecto para comprobar que los pescados son sensibles al exceso de cocinado.

Tras 5 minutos nuestra comida estará lista. 
No olvidar el calor residual del cacharro.


The End.







Cualquier buena ensalada servirá de acompañamiento perfecto a este delicioso recuerdo de las sencillas cocinas ancestrales.



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