Otro gran clásico revisitado.
Una comida de entrante
agradable y siempre bien recibida, tiene muy buenas relaciones con una cerveza
muy fría o con algún buen vino generoso del sur de Andalucía.
Vamos a contar una receta clásica
que no tiene ninguna dificultad, pero si tiene algún pequeño secreto en la secuencia
de su elaboración que la hace especialmente buena.
La ensaladilla rusa de la
cual deriva esta receta, es una comida muy popular en España y sobre todo en el sur.
Llega incluso a usarse como unidad de medida de la calidad de un bar.
Llega incluso a usarse como unidad de medida de la calidad de un bar.
Sus incondicionales
realizan peregrinaciones y expediciones en busca de las mejor consideradas.
Hasta no hace mucho tiempo
en España, la capacidad de elaborar una buena ensaladilla era una razón
de peso sobre la calidad culinaria de alguna pretendiente.
Es sin duda una comida
deliciosa con un nombre exótico, que también tiene su misterio.
Parece ser que efectivamente
esta comida es realmente rusa.
Es un plato que deriva de
antiguas preparaciones de los montes Urales.
Una especie de vinagreta a la que se podían añadir bastantes ingredientes. En
algunos casos con algo de salazón, pero siempre con una base de patatas conservadas
en salmuera y sobre todo el ingrediente principal, la mayonesa, para recordar a
las estepas nevadas.
La popularizo definitivamente un belga, el señor Lucien Olivier, allá por el año 1.860 en un afamado restaurante de Moscú
denominado Hermitage.
Es conocida la fascinación de
los rusos, y en general los pueblos eslavos, por la gran comida francesa
durante todo el siglo XIX, hecho que llega hasta nuestros días, donde el propio
Kremlin cuenta con un cocinero francés. El Chef Jérome Rigaud.
La receta original de este
restaurante se hacía con carne de venado, y algunas verduras acompañadas de una
vinagreta con una fórmula secreta, que se perdió para siempre en el tiempo con el cierre del
restaurante en 1.905.
La deriva de este plato lo consolida
en España con la utilización normalmente de atún y también gambas, acompañados
de verduras y por supuesto la mayonesa y las patatas.
Existen también variantes hechas
con pescado ahumado, zanahoria y encurtidos por la parte oriental y sur de
Rusia.
Vamos a intentar recuperar parte de la leyenda del restaurante perdido.
Vamos a intentar recuperar parte de la leyenda del restaurante perdido.
Delantal
Necesitamos unas gambas, las
ponemos a hervir enteras con agua. Como siempre estar pendientes y dejarlas
cocer no más de 1 minuto. Las retiramos reservando el caldo y dejamos enfriar. Cuando estén frías se pelan.
Necesitamos ahora unas
patatas para cocer, es decir nuevas, las cortamos en trozos regulares de tamaño
medio.
También una zanahoria pequeña
por cada dos patatas grandes. Esta proporción según os guste el sabor de la
zanahoria.
La pelamos y troceamos pequeña.
Unimos ambas cosas y ponemos
a cocer con el caldo de las gambas, si hace falta añadimos algo más de agua.
Añadimos sal.
Debe de cocerse bastante, necesita
como ½ hora, pero comprobar que estén ambas cosas bastante blandas.
Retiramos las patatas y la
zanahoria del caldo y escurrimos bien. Aun calientes las aplastamos y hacemos una
pasta, podéis añadir algo de aceite para trabarla bien.
Ahora hacemos una mayonesa, según tengáis costumbre. Es conveniente para esta receta elaborarla con aceite de oliva, o al menos una parte y añadirle una pizca de ajo. Podéis aderezarla con limón o vinagre.
Yo para esta receta tengo predilección por un buen vinagre de vino.
Un inciso, el caldo de la cocción
nos puede servir de base para una buena sopa, añadiendo algo de pasta, como
fideos gruesos. O incluso para una salsa bechamel. Ya sabéis que hemos hablado
muchas veces que la buena cocina se hace con buenos fondos.
Una vez fría nuestra preparación,
la mezclamos las gambas y la mayonesa.
Podemos añadir algo de cebolleta fresca
muy picada, incluso un poco de perejil.
Dejamos reposar en frio.
The End.
Podéis añadir algo de
mayonesa al servirla.
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