Esta comida constituye uno de los mayores placeres de la mesa del verano.
Necesitamos unos tomates, pero unos tomates de verdad, recién cogidos de la mata, aun calientes por el sol.
Necesitamos unos tomates, pero unos tomates de verdad, recién cogidos de la mata, aun calientes por el sol.
Lo cortamos en trozos regulares no demasiado grandes en un recipiente hondo, añadimos sal y algo de orégano, o albahaca, una de las dos.
Dejamos
macera un instante, de esta forma el jugo del tomate se mezcla con las especies
y la sal.
El
tiempo justo de traer algo de vino.
The
End.
Desde luego admite algunas variaciones. Podemos añadir también un poco de
cebolla fresca o algo de ajo muy picado.
Vosotros mismos podéis elegir lo que más os guste.
Una vez macerado lo podéis enfriar, aunque os aconsejo tomarlo a la temperatura
ambiente.Os pueden sorprender los matices de sabor de este aliño natural que no precisa de otros aditivos.
Es la comida del hortelano, la mezcla entre las vitaminas del tomate y la sal
supone el reconstituyente perfecto para cargar con la recolección.
No es fácil siempre tener acceso a tomates de cierta calidad, madurado de forma
natural, os aconsejo entonces conseguir un buen tomate lo más verde posible y
dejarlo madurar al sol de nuestra terraza o simplemente e una ventana de la
cocina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario