El calabacín es una
hortaliza bastante importante en nuestras cocinas.
Es un pariente del melón, el
pepino, la sandía y la calabaza. Son plantas rastreras que invaden toda la
huerta y lo que van encontrando.
En algunas ocasiones puede
ser algo dulce, cosa que es bastante apreciada, aunque contrasta un cierto amargor.
La piel exterior puede
variar de tono desde los tonos verde claro a los oscuros.
Fue introducido hacia la
Edad Media desde Siria junto con su amiga la berenjena. Aunque su consumo no se
ha extendido por zonas más alejadas de la cuenca mediterránea hasta hace unos
50 años. Necesita un clima cálido y templado para criarse.
Hablaremos de esta hortaliza
bastante a menudo por su versatilidad y la multitud de combinaciones y
distintas formas de prepararlos, siempre saludable.
Parte de sus ventajas
residen en la parte importante de agua que contiene, junto con algunos
minerales, sobre todo magnesio, y algo de sodio, lo que le da su sabor característico.
Esta es una receta que tiene
un origen turco.
La idea es sustituir la parte
de materia grasa que suele añadírsele en la preparación tradicional por queso
fresco, mucho más saludable.
Vamos a utilizar unos calabacines
con la piel de color claro. Tenemos que pelarlos, aunque también se puede hacer
con la piel, lo cual aporta más fibra y vitaminas, aunque el aspecto sea más rustico.
La piel además modifica
ligeramente el sabor, lo convierte en algo más amargo, un cierto sabor a campo.
Necesitamos un puerro por
cada dos calabacines, algo de pimienta, sal y nuez moscada.
Cortamos el puerro en trozos
pequeños, solo la parte blanca, los calabacines pelados y cortados en trozos regulares
de tamaño.
Fondo de aceite en una
cazuela amplia. Se sofríe el puerro ligeramente, cuando notemos que esta algo
reblandecido añadimos el calabacín.
Añadimos agua, no mucha
hasta cubrirlo, y las especias
Cortamos un queso fresco del
tipo de burgos en trozos no muy grandes. Lo añadimos y dejamos cocer tapado a
fuego medio, unos 10 minutos.
Dejamos reposar y trituramos
ya frio. Debemos usar una procesadora potente, debe quedar una crema homogénea.
Conviene rectificar la sal y
al pimienta.
The End.
Esta forma de preparar la
crema de calabacines, admite algunas variantes, como la forma tradicional
usando caldo de ave, o leche.
Y para los que viven completamente ajenos a la báscula, nata o queso de fundir de tipo graso.
Y para los que viven completamente ajenos a la báscula, nata o queso de fundir de tipo graso.
Os sugiero que hagáis una
prueba. Es una comida muy saludable que aporta muy pocas calorías.
Podéis añadirle también
alguna verdura más que ande por vuestro frigorífico. Acelgas, algo de zanahoria,
patata.
Si utilizamos puerro y patata, estamos ante una vichyssosise bastante agradable.
Si utilizamos puerro y patata, estamos ante una vichyssosise bastante agradable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario