De nuevo exploramos la gastronomía
de las Islas Baleares, y además con una receta
de su repertorio más tradicional.
Esta interesante comida no
solo nos permite disfrutar de la coca -una preparación ancestral que sigue hoy en día entre nosotros- incorpora además
uno de los ingredientes más significativos de la dieta mediterránea.
El perejil.
La coca de perejil es una preparación tradicional mallorquina, que destaca merecidamente de entre las que cuentan entre sus ingredientes con verduras, conocidas en aquellas tierras como cocas de trampó.
Su ingrediente principal es el perejil, que aporta su peculiar sabor algo picante a esta deliciosa comida.
El perejil.
La coca de perejil es una preparación tradicional mallorquina, que destaca merecidamente de entre las que cuentan entre sus ingredientes con verduras, conocidas en aquellas tierras como cocas de trampó.
Su ingrediente principal es el perejil, que aporta su peculiar sabor algo picante a esta deliciosa comida.
Es efectivamente esta antigua
planta aromática, que ha llegado a
nuestros días con todo su esplendor, un referente de la cocina del Imperio Romano.
El perejil es efectivamente una planta de
uso muy común en el área mediterránea desde tiempos antiguos, no solo como
condimento indispensable en muchas comidas, ha tenido además un uso medicinal.
Sus propiedades saludables
le han hecho merecedor de una buena reputación.
A su aporte de vitaminas, se suman sus propiedades como diurético y depurativo, debido
a su enorme capacidad para la eliminación de sodio y agua, que no han pasado
desapercibidas en la medicina tradicional medieval.
No es difícil encontrar
referencias a su uso terapéutico en múltiples tratados y manuscritos
reconocidos.
Ya hemos contado algunas
cosas interesantes de las cocas
cuando hablamos de la coca de acelgas, una pariente cercana de nuestra receta.
La sencillez de estas
preparaciones esconde un pasado nada desdeñable como comida eficaz.
Su historia
nos remonta a la Edad Media como recurso para aprovechar las masas no
fermentadas en la elaboración del pan.
Desde estos orígenes
prácticos hasta nuestros días el camino ha sido largo y fecundo.
Es posible que esta receta
sea un buen ejemplo.
La coca de perejil es bastante común dentro del ámbito de la cocina casera
tradicional de Mallorca.
Partiendo de la elaboración
básica que vamos a preparar, donde el perejil tiene todo el protagonismo,
existen algunas variantes interesantes, como añadir tomate e incluso algún
pescado de temporada como boquerones.
Los ingredientes son
sencillos, pero como toda masa necesita un cierto rigor en las medidas, nada
que no se pueda resolver con un poco de orden.
Necesitamos harina
de trigo, un buen aceite, perejil fresco abundante,
cebolla,
ajo
y los condimentos, algo de pimienta negra, guindilla y sal.
La base de la coca es común a todas estas
preparaciones.
Necesitamos elaborar una masa
quebrada. Ya hemos contado también que esta masa es quizás la más
sencilla de todo el repertorio culinario de las preparaciones con harina.
Tiene unas reglas muy
sencillas que en el caso de esta coca
tiene alguna peculiaridad.
La proporción de los
ingredientes. La elaboración tradicional nos sugiere usar una misma medida, un
vaso de harina, otro de aceite y otro de cerveza que usaremos como
emulsionante.
Se amasa ligeramente hasta
unir bien los ingredientes sin llegar a moverla demasiado para que la masa
quede poco elástica.
Este singular proceso es
imprescindible para obtener una textura quebradiza una vez horneada, ya que nos
permite que la materia grasa no llegue a mezclarse del todo con el gluten y el
almidón de la harina y quede una capa dura y crujiente algo impermeable para
los rellenos.
Como regla básica la
proporción entre la grasa y harina debe ser prácticamente la misma para poder
disfrutar de esta masa.
Delantal.
Comenzamos amasando.
Mezclamos un vaso
de harina, un vaso de cerveza y otro de aceite,
vamos trabando la masa sin mucho esfuerzo, añadimos la harina que pida hasta
conseguir una masa homogénea que quede despegada del fondo.
Podéis añadir algo de sal.
Dejamos reposar tapado en un lugar fresco
hasta que aumente su volumen, normalmente el tiempo de preparar el relleno,
aunque no es una comida de prisa.
Picamos la cebolla lo
más fina posible. La proporción tiene cierta importancia, por daros una idea
una cebolla por coca es suficiente,
su delicado sabor es interesante en el resultado, pero no debe destacar.
Una sartén con aceite
abundante.
Sofreímos la cebolla y
algo de ajo picado, a fuego bajo con paciencia, añadimos un poco de guindilla.
La cantidad según os guste, pero no le estorba a esta comida algún exceso
moderado.
Añadimos también pimienta
negra molida.
Lavamos bien el perejil
y lo cortamos
las hojas en trozos pequeños intentando depreciar los tallos más
gruesos, debe quedar homogéneo.
Una vez este la cebolla bien
cocinada añadimos el perejil sin llegar a cocinarlo y mezclamos bien.
Es importante no
tapar la cazuela para que el perejil no se cueza y resulte crujiente.
Si hiciera falta añadimos
algo más de aceite.
En este momento podemos
añadir un ingrediente adicional, algo de tomate rallado que se
puede cocinar ligeramente antes de añadir el perejil.
Es bastante habitual usar
tomate en las cocas, en este caso os recomiendo añadirlo rallado aunque no
demasiado.
Llega el momento de encender
el horno.
Extendemos la masa
sobre una superficie enharinada y la extendemos con un rodillo.
Usaremos un cacharro
refractario, podemos usar un molde o una superficie lisa que admita el
calor del horno.
Añadimos un poco de aceite
sobre la masa y extendemos el relleno de forma homogénea. La capa debe
ser abundante pero no excesiva.
Podemos añadir algo más de
aceite y mojar un poco el perejil si estuviera muy seco, os recomiendo
enjuagarlo antes de usarlo para que no pierda su textura en la cocción.
Metemos en el horno y
dejamos cocinar sobre unos 20 minutos, a fuego suave, el suficiente para que se cueza
la masa pero el perejil no llegue a resecarse.
The End
Dejamos reposar hasta que se
temple.
Esta deliciosa comida admite
tomarse fría.
Os ira muy bien para
acompañar el aperitivo y para una comida informal, acompañada de cualquier otro
festejo vegetal.
Estoy seguro de que no
pasara desapercibida.
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