Hemos
hablado muchas veces de la importancia de las patatas en la historia de nuestra
civilización.
Un
producto habitual en cualquier mesa desde que en Francia, allá por el siglo XVIII tras las
enormes hambrunas debidas a las malas cosechas de cereales, el farmacéutico ilustrado Parmentier impuso su cultivo como medida social.
Dejando así atrás los prejuicios hacia este interesante tubérculo que hasta ese momento era un alimento propio de animales domésticos. Y dándole su merecida importancia como alimento de calidad en nuestras mesas.
Dejando así atrás los prejuicios hacia este interesante tubérculo que hasta ese momento era un alimento propio de animales domésticos. Y dándole su merecida importancia como alimento de calidad en nuestras mesas.
A
partir de ese momento las posibilidades de cocinar las patatas han sido
prolijas y en muchos casos bastante brillantes.
Desde
los fogones populares la patata se ha ido ganando un merecido prestigio en las cazuelas de algunos de los grandes dioses del olimpo gastronómico.
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Esta
es una forma sencilla y agradable de tomar las patatas con casi cualquier
comida, un comodín perfecto para disfrutar de vuestros platos favoritos.
Ya
hemos estado contando que las patatas tienen muchas ventajas para nuestro
organismo.
Son
diuréticas y tienen un alto contenido en potasio, además de propiedades
antiinflamatorias.
Solo
un inconveniente de peso, su enorme
aporte de hidratos de carbono, almidón y azucares las alejan de las dietas de
adelgazamiento propias de nuestra vida sedentaria.
Necesitamos
unas patatas
jóvenes, de piel blanca las más adecuadas para cocer, de un tamaño
pequeño.
Si
tuviéramos un tamaño mayor podemos partirlas.
Cocer
las patatas es una preparación sencilla, pero que requiere cierta técnica en
función de su uso final.
Delantal.
Para
nuestra comida tenemos dos posibles caminos, ambas nos llevan al mismo término.
Para
utilizar las patatas con todas sus propiedades ventajosas tenemos que cocerlas
con la piel.
En
un cazo de agua abundante con sal llevamos a ebullición y colocamos las
patatas.
Los tiempos son importantes deben de hervir lo suficiente para que se queden bien cocidas pero no lleguen a deshacerse.
Los tiempos son importantes deben de hervir lo suficiente para que se queden bien cocidas pero no lleguen a deshacerse.
Podemos cocerlas ya peladas, los tiempos parecidos con al precaución de enfriarlas cuando concluya la ebullición.
También
podemos recurrir a alguna conserva que
suelen venir ya cocidas.
Como
siempre os digo mirar las instrucciones del envase de nuestros alimentos, se suele
aprender bastante.
En
todo caso es conveniente enjuagarlas bien para eliminar los sabores de los
conservantes que suelen tener.
Incluso
aun es mejor darles un ligero baño de vapor. Una simple canastilla sobre un
cazo bastara.
Reservamos nuestras patatas cocidas sin que pierdan calor.
Pelamos,
cortamos y picamos algunos dientes de ajo, algo de exceso no estorba dependiendo
siempre de la comida que acompañemos.
Es
una proporción sencilla. Cuanto más rustica mejor lo admite. Depende en definitiva
de vuestro criterio.
Necesitamos
una sartén amplia.
Colocamos un poco de mantequilla y algo de aceite. Ya
calientes los trabamos bien.
Doramos
los ajos ligeramente y añadimos las patatas que iremos sellando por todas
partes con cuidado de que no pierdan su forma.
Añadimos
algo de sal.
Una
vez bien cocinadas las colocamos en un cacharro refractario bien ordenadas.
Es
el momento de añadir alguna especie.
Os
recomiendo algo de pimienta negra molida y un poco de ajo desecado molido.
Pero
no debemos renunciar a nuestra creatividad y dejarnos seducir por otras
especies que acompañen a los sabores de nuestra comida.
Nuez
moscada, pimentón, comino, eneldo, orégano…
Colocamos
en el horno con el fuego alto fuerte y dejamos que vaya tomando un ligero color
dorado y una textura crujiente.
Un punto exacto que un agradable aroma
delatara.
The
End.
Las
posibilidades de combinación de esta sencilla comida son prácticamente ilimitadas.
Nunca
os defraudara la extraordinaria unión de estas patatas con lo que se os ocurra.
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