Otra vez recurrimos a la
pasta, en esta ocasión para una comida algo especial.
No vamos a cocinar nada
extraordinario ni sofisticado, su ciencia radica en la elección adecuada de sus
ingredientes.
Algo de pasta, concretamente
macarrones, tomate y sobre todo las aceitunas.
Para obtener un resultado
satisfactorio es muy importante la elección del tipo de aceituna.
En realidad no resulta común que este
interesante vegetal forme parte de recetas cocinadas, habitualmente suele tomarse como
acompañamiento, ensaladas y en algunos platos fríos.
Hoy encontramos una
excepción.
Existen bastantes
antecedentes de la utilización de la aceituna como ingrediente en nuestras
comidas.
No es difícil encontrar
algunos interesantes paltos de la cocina marroquí, y en general mediterránea
donde la aceituna aporte su peculiar sabor y textura al repertorio de los
ingredientes de una comida.
Se nos viene a la memoria el
pollo guisado con aceitunas de la cocina del Magreb.
Pero no es una excepción, si
andamos recorriendo la costa mediterránea vamos encontrando algunos platos
cocinados donde aparece nuestra protagonista, desde, Líbano, Turquía, Grecia y
por supuesto Italia.
Es precisamente en Italia
donde se pueden encontrar muchas referencias a platos de pasta y aceituna.
Son en su mayoría comidas
que no han llegado al gran recetario del
mundo de comida italiana, y aunque las hay prácticamente por toda Italia,
desde Sicilia al Piamonte, se han quedado vinculadas a alguna zona concreta,
normalmente relacionada con una producción interesante de este fruto.
Este es el caso de la bonita
región de Liguria, donde es muy común utilizar una maceración a base de
aceitunas de la variedad del lugar conocida como taggiasca, con la que se elabora, aparte de un magnifico aceite, una
conserva con sal, especias varias, desde pimentón, a hinojo, orégano, tomillo y
aceite.
PORTOFINO. GÉNOVA. |
Es precisamente en la cocina
de esta región donde se dan algunos de los mejores platos cocinados con
aceitunas, desde el afamado conejo
estofado al estilo de Liguria, al cordero
con aceitunas, la carne asada con salsa
de aceitunas o incluso el bacalao
que allí denominan a la levantina por
haber interpretado una conocida receta -también con aceitunas- de esta zona de
España.
En este mismo blog ya estuvimos cocinando una lubina rellena de aceitunas, y la rosca italiana.
Pero en esta ocasión nos
vamos a valer de la universalidad de la cocina para hacer un pequeño trueque y
aprovechar las agradables recetas italianas de pasta para mestizarlas con otra
interesante conserva de aceitunas.
En este caso de España,
concretamente de la zona de la zona conocida como la Campiña de Sevilla.
En esta interesante región existe
una gran tradición de cultivo del olivar.
No es difícil apreciar en la
inmensidad de este paisaje la multitud de haciendas cargadas de historia cuya
arquitectura muestra las elegantes torres que servían de contrapeso a la prensa
de los milenarios molinos de aceite.
Hoy vamos a cocinar con las
denominadas aceitunas prietas.
Una interesante conserva realizada con la variedad de aceituna manzanilla sevillana, muy vinculada a los pueblos de Arahal, Marchena, Paradas y La puebla de Cazalla.
Una interesante conserva realizada con la variedad de aceituna manzanilla sevillana, muy vinculada a los pueblos de Arahal, Marchena, Paradas y La puebla de Cazalla.
Esta ancestral preparación
se basa en recoger el fruto muy maduro del árbol, incluso algo arrugado, ya de
un color característico morado oscuro.
Se prensan en sal y se dejan
secar al sol.
Una vez están en su punto se
condimentan con pimentón, orégano, sal y ajo y finalmente se maceran en aceite.
Curiosamente se trata de un
proceso idéntico al realizado en la zona de Albenga en Liguria.
De nuevo tenemos a la
historia en nuestras mesas.
No es difícil reconocer en
esta preparación que este ancestral alimento nos acompaña desde antiguo y que
fueron posiblemente las legiones romanas, que precedieron a la colonización de
La Bética, los que trajeran esta interesante alquimia junto con el cultivo del
olivo.
Es posible que no sea fácil
encontrar alguna de estas preparaciones de aceitunas, tanto la italiana como la española, entonces
os aconsejo preparar la vuestra.
Necesitamos aceitunas
preferiblemente negras.
Las deshuesamos y aplastamos
ligeramente, algo de orégano, pimentón dulce, ajo y aceite.
Las dejamos macerar a temperatura ambiente.
Como siempre contamos, casi
todos los platos de pasta se hacen en varias fases.
Primero cocinamos el tomate.
Necesitamos unos tomates
maduros.
Los rallamos de tal forma
que no queden muy finos, incluso podemos trocearlos, en cualquier caso sin la
piel.
También usaremos unos tomates
desecados que previamente habremos hidratado.
En una cacharro hondo
ponemos un fondo de aceite a fuego medio.
Añadimos algunos dientes
de ajo cortados muy pequeños.
Es el momento de nuestras
especies para que nos dejen su sabor.
En este caso yo aconsejo algo de albahaca.
Cuando este ligeramente
cocinado añadimos el tomate y mezclamos muy bien.
Para corregir el matiz
ácido de esta hortaliza y suavizar su cocción utilizaremos azúcar de caña, una buena
cucharada en el centro con cuidado de que no se caramelice.
Una pizca de sal.
Añadimos los tomates
hidratados enteros.
Dejamos cocinar a fuego bajo
durante bastante tiempo, tapado pero con la posibilidad de que se evapore por
algún resquicio.
No hay que tener prisa es
una preparación que necesita tiempo y algo de reposo.
Las aceitunas, deben estar
preparadas, aunque no la utilizaremos hasta el final, recordad que no
deben de cocinarse porque producen un cierto sabor amargo.
Ahora viene la pasta.
Usaremos unos macarrones de tamaño normal, aunque podéis probar con lo que
tengáis a mano.
No necesita mucho tiempo,
apenas 10 minutos, con lo cual lo haremos próximos a nuestra comida, aunque
admite algo de reposo.
Como siempre agua clara con
algo de sal y un poco de aceite. El tiempo según las
instrucciones, no demasiado en torno a 9 minutos.
Una vez bien escurrida la
unimos a la mezcla de tomate que tendremos templada, mezclamos muy bien con
delicadeza, podéis añadir un poco de aceite.
Una vez tengamos nuestra preparación añadimos las aceitunas y distribuimos bien con la pasta y el resto de ingredientes.
Curiosamente esta comida
resulta más interesante de sabor si conseguimos que nuestro tomate este en
trozos enteros, mejor que triturado.
The End.
Por supuesto podéis añadir queso
rallado según os guste, aunque aconsejo probarlo antes y en cualquier
caso no demasiada cantidad.
Justo lo contrario de un
buen vino, con el que seguro no os importará excederse un poco.
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